Hoy es el Día Mundial de la lucha contra la depresión, una enfermedad que es la principal causa mundial de discapacidad, según datos de la OMS, y que padece el 5% de la población mundial adulta: es decir, aproximadamente 280 millones de personas. Siendo las mujeres, los jóvenes y las personas mayores los más vulnerables a la hora de padecerla.
Según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), desde el inicio de la pandemia, en España se han prescrito más del doble de psicofármacos que antes, sobre todo ansiolíticos, antidepresivos e inductores del sueño.
Y es que, un 6,4% de la población ha acudido a un profesional de la salud mental desde el inicio de la pandemia: el 43,7% por ansiedad y el 35,5% por depresión. Además, el 41,9% de la población ha sufrido problemas de sueño y el 38,7% se ha sentido cansado o sin energías. Ni los niños se libran y el 52,2% de los padres notaron cambios en la manera de ser de sus hijos.
Estos datos se enmarcan en un contexto en el que hay 11 psiquiatras en la red pública por cada 100.000 habitantes pues España apenas dedica el 4% de la inversión en sanidad a salud mental. La media europea no es muy superior pero es del 5,5% y hay países que llegan al 10%. Los psicólogos clínicos son aún menos y tenemos seis por 100.000 habitantes, que es tres veces menos que la media europea.
No obstante, los casos de depresión mayor y trastorno de ansiedad han aumentado en el mundo un 28% y un 26%, respectivamente, según datos recogidos por The Lancet. El síntoma final de la depresión es el suicidio, cada año se suicidan más de 700.000 personas.
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