La Organización Mundial de la Salud lleva años diciendo que la lactancia es uno de los mejores regalos que podemos hacer a nuestros hijos. Y está claro que dar el pecho está lleno de ventajas, pero se trata de una elección personal, de cada una de nosotras. Entonces ¿por qué somos tan intransigentes con las mujeres que deciden criar a sus hijos de otra forma?
Tengo la impresión de que hoy en día todas estamos sometidas a una presión brutal para que le demos el pecho a nuestros hijos. Sí o sí. ¿Pero qué pasa con aquellas que tienen dificultades para hacerlo? ¿O se tienen que reincorporar muy pronto al trabajo? ¿ O las que quieren compartir esa responsabilidad con su pareja? O, simplemente ¿las que no quieren porque la lactancia no va con ellas?
Yo te nomino a dar el pecho.
Vale, sí, la lactancia está llena de ventajas: según la OMS les pasamos anti-cuerpos a nuestros bebés a través de la leche materna y otros mil beneficios, es más práctica y, por supuesto, es más barata. No voy a negar ninguna de estas ventajas. Pero tampoco es el paraíso que nos intentan vender. No siempre es tan perfecto como los que nos cuentan en los folletos de la sala de espera de nuestras matronas. Ser madre lactante conlleva una serie de sacrificios que no todo el mundo está dispuesto o puede asumir.
¿La lactancia es una moda?
Que la lactancia materna está de moda es más que evidente. Y es que desde un tiempo a esta parte todo lo que sea la vuelta a los orígenes, la crianza natural, es tendencia. Pero al igual que la lactancia materna ocupa todos los primeros puestos de molonismo también da la impresión de que juzgar a los demás por las decisiones que toman se ha convertido en trending topic.
Médicos, enfermeras, profesionales de todo tipo, asociaciones... hacen campaña apoyando la lactancia materna y ejercen de este modo presión sobre las madres que deciden adoptar otras opciones. Muchas de ellas se sienten juzgadas todo el tiempo. Parece que están haciendo algo malo. Y se sienten culpables por no hacer lo que todo el mundo les dice que es lo mejor para sus hijos. Sin embargo, hay quién opina en otros sitios, que las matronas y médicos no apoyan lo suficiente a la lactancia materna y que debería haber más información.
Le preguntamos a una compañera que decidió dar el biberón las razones para hacerlo: "...creo que las leches de ahora son de excelente calidad y completas a nivel nutricional y así además se controla perfectamente lo que el niño come. Los niños a los que se les da el pecho se ponen malos igual, por lo que no creí que dar el pecho tuviera ninguna ventaja." Pero también nos preguntábamos si recibió mucha presión para dar el pecho: "no, porque en mi familia y en la de mi marido, salvo excepciones, nunca han sido muy partidarias de dar el pecho".
Algo muy diferente vivió Olga, una lectora de Trendencias que nos contó su experiencia: "mi decisión de optar por el biberón fue tomada sobre todo por mi tremendo pudor. Me sentía incapaz de dar el pecho fuera de mi casa, o incluso en mi casa delante de otra persona.".
Como se esperaba recibió críticas, aunque estaba preparada para ello: "por suerte tenía desde el primer momento el apoyo del padre del niño, que era la única opinión que me importaba algo (...). Más que importarme la opinión de la gente como un ataque personal, me molestaba lo cerrada de miras que pueden llegar a ser algunas personas.
En su opinión sí que hay una presión para que las mujeres den de mamar en vez de biberones: "por una parte la sociedad en general, incluyendo medios de comunicación, grupos de madres, etc., en los que se alaba constantemente la lactancia materna, la crianza con apego, etc, pero de una manera en la que parece que criminalizan a quien opta por otra forma de criar. En el “de tú a tú”, aparte de algunos comentarios y críticas, como antes he dicho, se trataba más de miradas reprobatorias y tener que explicarme y justificarme. Es decir, no conozco ningún caso en el que haya preguntado “¿Y tú por qué decidiste dar el pecho?”
Los extremos nunca fueron buenos.
¿Estamos en nuestro derecho de tachar de egoístas o malas madres a todas aquellas que optan por dar biberón? Afortunadamente para todas nosotras, vivimos en un país civilizado donde el acceso a leches artificiales de calidad es fácil y ningún niño va a dejar de crecer y o de ser más feliz porque su familia opte por la crianza artificial. ¿No es tan malo es presionar a esas mujeres a tomar una elección que va en contra de lo que ellas quieren como pensar que lo que nosotras decimos es lo mejor para sus hijos? Antes de opinar, ¿no sería mejor conocer sus razones? Hay muchas razones para respetar a las madres que han decidido dar el biberón. Antes de juzgar a nadie deberíamos conocer sus razones, tratar de entenderlas mejor y no caer en juicios precipitados.
Yo no soy ni pro-lactancia ni anti-lactancia sino firme defensora de la libertad individual. Pienso que ser madre lactante debería ser una elección personal, no una obligación. Se puede ser la mejor de las madres dando el biberón y compartiendo esta tarea con tu pareja o con las personas de tu entorno. Es más: a mí me criaron con biberón (algo muy típico en nuestro país en la década de los 60 y los 70) y, aunque años después yo decidí dar el pecho a mis dos hijas, jamás he pensado que mi madre me quisiera menos a mí y a mis hermanos por tomar una decisión diferente a la mía.
Fotos: David Precious
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