Tomarnos el tiempo necesario para hacer ejercicio puede ser complicado, por lo que muchas de nosotras optamos por entrenamientos y actividades físicas que podamos realizar en nuestra casa. De esta manera, podemos aprovechar cualquier momento que estemos en nuestro hogar y no dedicar más tiempo a movernos de un sitio a otro.
Si, además, con estas actividades físicas no solo podemos entrenar en casa, sino que conseguimos cuidarnos por dentro y por fuera, ya tenemos todo lo que se puede esperar. Esta es una de las ventajas que puede ofreceremos, por ejemplo el Yoga. Y es que, esta actividad física nos permite practicarla en casa, nos cuida por dentro, pero también se reflejará por fuera con una piel radiante.
Los beneficios del Yoga para la piel
Uno de los principales motivos por los que el Yoga es beneficioso para el estado de nuestra piel es que se trata de una actividad física que trabaja a nivel cardiovascular y pulmonar. Incluso en los ejercicios de Yoga menos intensos, la respiración sigue siendo un parte extremadamente importante.
Esto ayuda a mejorar nuestra circulación sanguínea, nuestra oxigenación mejora y la sangre llega a nuestros capilares de la mejor manera posible. Esto impacta directamente en el estado de nuestra piel y en cómo la vemos y sentimos.
Además, el Yoga ayudará que nuestro cuerpo esté perfectamente tonificado. Esto no solo impactará en nuestros músculos, sino también el estado de nuestra piel y en cómo se vea.
Por supuesto, cuando tenemos unos niveles de estrés muy altos, podemos ver su reflejo en nuestra piel. Especialmente en el rostro, unos niveles de estrés altos y los problemas de descanso, pueden percibirse mucho. No solo por la presencia de ojeras o bolsas bajo los ojos, sino también porque la piel se notará más apagada.
El Yoga es una de las actividades físicas más beneficiosas que podemos realizar si queremos reducir nuestros niveles de ansiedad y de estrés. Tanto la importancia que tiene el control de la respiración, como la conexión entre cuerpo y mente que provoca, ayuda a una relajación intensa. Además, os ayuda a estirar todo el cuerpo y mejora la calidad de nuestro sueño.
Ejercicios de Yoga que podemos hacer en casa para cuidarnos por dentro y por fuera
Postura del niño (Balasana)
Una de las posturas más utilizadas y más fáciles de hacer, que además ayudan a relajarnos por completo. Y es que es una postura que nos permite descansar, ya que consiste en ponernos de rodillas en la colchoneta, sentarnos sobre nuestros talones e inclinar nuestra espalda hacia adelante, hasta que la frente toque el suelo al expirar. Al hacer esta postura nos relajamos profundamente.
Postura del loto (Padmasana)
Si hay una postura ideal para relajarnos, además de muy conocida, es la postura del loto. Principalmente porque es una postura en la que podemos realizar ejercicios de respiración profunda, lo cual no solo nos relajará mucho, sino que ayudará a oxigenar nuestra sangre adecuadamente.
Postura del zapatero (Baddha Konasana)
Es una postura sencilla, similar a la postura del loto y podemos utilizarlas ambas seguidas si lo deseamos. La idea es sentarnos en la colchoneta y con la espalda erguida, unimos nuestros pies delante de de nosotras y los acercamos a las ingles. La idea es que intentemos bajar las rodillas tanto cómo podamos. Igual que en la postura del loto, podemos realizar respiraciones profundas y aprovechar para relajarnos.
Postura del árbol (Vrkasasana)
Esta postura suele requerir mucha concentración por nuestra parte. Esto favorece que dediquemos todo nuestro foco de atención a la realización de la postura y dejemos de pensar en las situaciones estresantes del día a día. Esto permite que nos relajemos y liberemos nuestra mente.
Postura de la paloma (Eka Pada Rajakapotasana)
Aunque es una postura un poco más complicada de realizar, la postura de la paloma ayuda a estirar todo nuestro cuerpo. Y es que, al tener que mantener la postura durante unos segundos, trabajamos la respiración de manera adecuada. La idea es que, sentadas en el suelo y con las palmas delante de nosotros, llevemos una pierna estirada hacia atrás y mantengamos la otra flexionada ante nosotras. Al inhalar elevamos nuestro tronco y mantenemos unos 30 segundos.
Postura de la montaña (Tadasana)
Otra postura sencilla de realizar y muy básica, que permite aumentar nuestra relajación. De pie y con los pies un poco separados, levantamos los brazos hacía el cielo y formamos una línea recta con todo nuestro cuerpo. Esto quiere que nuestros pies, manos y hombros se mantienen en la misma línea.
Postura del cadáver (Savasana)
Si hay un postura sencilla y especialmente importante para relajarnos, reducir nuestros niveles de ansiedad y conseguir un mejor descanso, así como una buena oxigenación, esa es la postura del cadáver. Nos tumbamos en el suelo boca arriba, con el cuello y la cabeza alineadas con la espalda y caderas. Separamos un poco piernas y brazos. La idea no es que nos durmamos, sino que trabajemos bien nuestra respiración hasta llevarnos a la relajación absoluta.
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