Sin duda, Bienvenidos a Edén (que no "al") es uno de los estrenos más importantes de Netflix en español del año. Después de una larga espera, en la que la información y las imagenes se han ido revelando con cuentagotas, la serie ha llegado a la plataforma de streaming y en Trendencias hemos tenido la oportunidad de echarle un ojo antes de su estreno. Esto es lo que puedes esperar de ella.
Mete en una batidora audivisual Perdidos, el Fyre Festival, Los juegos del hambre y El juego del calamar y el resultado será algo tan único como esta serie coral altamente adictiva. Su primera temporada mezcla el thriller, el romance, la aventura y el misterio en medio de una naturaleza de belleza inquietante, donde los personajes y la trama se llevan al extremo in crescendo con cada uno de los ocho capítulos.
Amaia Salamanca lidera un elenco en el que la gran mayoría son actores noveles. Lo hace con un papel que recuerda a otro referente contemporáneo: el de Nicole Kidman en Nine Perfect Strangers. Tal y como nos explicaba la actriz al respecto hace unas semanas, Astrid es "un personaje clave. Es como si fuera la bisagra de toda la serie". Ella, junto a su marido Erik (Guillermo Pfening) dirige la Fundación Edén, con la que "quieren formar una gran familia universal" en un entorno respetuoso con el cambio climático.
A esta comunidad sectario-isleña llega una nueva remesa de miembros engañados con la promesa de un fiestón exclusivo y la promesa de cambirles la vida. El gran problema es que no se lo han podido contar a nadie y han dejado el teléfono en casa antes marcharse... No obstante, lo sepan conscientemente o no, en el fondo se trata de un grupo de jovenes que buscan escapar de la vida que tienen. No tendrán otro remedio que ir construyendo entre ellos una familia y nuevas jerarquías, girando la serie en torno a su día a día y dinámicas.
Poco a poco irán descubriendo las capas de oscuridad que esconde ese paraíso prometido y será en este nuevo grupo de jovenes donde la manipuladora y maquiavélica Astrid encuentre a su némesis. A Zoa la interpretada Amaia Aberasturi, que ya nos enamoró en Akelarre) y que vuelve a hacerlo en esta ocasión llevando el peso de la trama.
Aunque esta ficción no inventa nada nuevo, lo cierto es que cumple con su principal objetivo que es ofrecer unos capítulos adictivos a un público de masas. La trama engancha desde el principio, a la vez que se plantean dilemas serios y, aunque el ritmo no se mantiene igual de alto en todos los episodios, siempre remonta hasta explotar en un clímax final.
No obstante, hay que decir que puede llegar a recordar demasiado a Perdidos en uno de los peores puntos negativos de la mítica serie estadounidense: lanza más preguntas que respuestas. Así que, parece que vamos a necesitar una segunda temporada. No hay mal que por bien no venga...
Fotos | Netflix