Mucho antes de 'Dune' y de 'Call Me by Your Name', el actor participó en esta serie de culto olvidada
Mucho antes de protagonizar Dune, de ser Elio Perlman en Call Me by Your Name e incluso de su pequeño papel en Interstellar, ya se podía intuir que Timothée Chalamet tenía muchas papeletas para petarlo en Hollywood. Como tantos otros actores, el neoyorkino empezó su carrera haciendo teatro, cortos y cameos en series de televisión de las que se alargan durante décadas (Ley y Orden, para ser más exactos). Sin embargo, fue en Homeland cuando podemos fechar su primera gran declaración de intenciones en la pantalla.
En 2011 y durante sus tres primeras temporadas, Homeland fue la serie que había que ver si se quería estar en la conversación. Protagonizada por Claire Danes, en el que podemos decir que es uno de los mejores papeles femeninos del siglo XXI, ostentaba el título de ser la ficción favorita del entonces presidente de los Estados Unidos Barack Obama. No es para menos porque vino a revolucionar el thriller de espías poniendo en el centro el tema más candente de aquella década: el terrorismo yihadista.
Original de Showtime, ahora todos los capítulos se encuentran disponibles en Disney+, después de haber pasado también por Netflix. Antes de empezar a desvariar y a que la trama se complicara demasiado, al mismo tiempo que perdía chispa, la serie tuvo dos primeras temporadas perfectas.
Empezó con Nicholas Brody, un soldado estadounidense que llevaba ocho años desaparecido en Irak. Todos le daban por muerto cuando es rescatado y vuelve a los Estados Unidos como un héroe. Sin embargo, hay una agente de la CIA, Carrie Mathison, que no está muy convencida ni de qu ela historia que cuenta sea cierta ni de que sea tan patriota.
Sé que a algunas personas la guerra, la CIA, el terrorismo… puede generarles un poco de pereza. Creanme, me incluyo en ese grupo. Sin embargo, es una serie que engancha y que, como todas las buenas historias, nos habla de cómo todos esos temas afectan a individuos de carne y hueso. En el fondo, todos podemos sentirnos identificados en lo que ellos experimentan en relación a la familia, la identidad, el trauma... Aunque, en lo concreto, nuestras vidas estén a años luz.
No obstante, hay otro motivo para no perderse, aunque sea, los primeros episodios de Homeland (de hecho, yo me quedé en la tercera temporada y no tengo intención de retomarla) y es ver el primer gran éxito de Timothée Chalamet. Aparece durante ocho episodios en la segunda temporada y, aunque su personaje era realmente odioso, su trama es memorable para todas las que vivimos por un buen drama adolescente.
Finn Walden, era el novio de Dana Brody (hija del prota) y el hijo adolescente del vicepresidente de los Estados Unidos. Sin embargo, y sin poder desvelar mucho de su arco narrativo, pasaba de novio perfecto a egoísta niño pijo de papá en cuestión de segundos. Así que si queréis saber por qué no os va a quedar más remedio que ver la serie. No os arrepentiréis.
Foto de portada | Showtime.
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