Emily en París, la última gran serie romántica de Netflix nos ha conquistado por los estilismos de su protagonista, Lily Collins y, por supuesto, por las incomparables imágenes de París que nos ha dejado. Los colores y la fotografía de la serie favorece, sin duda, a la ya de por sí mágica ciudad del amor.
Sin embargo, se ha tratado de una serie que ha levantado bastantes polémicas. Y es que, por un lado, algunos medios señalaban que el público francés se había sentido molesto con la representación que se hacía tanto de París como de los franceses, cayendo tal vez demasiado en estereotipos fáciles y más de un cliché.
Por otro lado, hay quien considera que la historia no solo es poco creíble, sino que establece aspiraciones imposibles de alcanzar. Una chica en la veintena, con un increíble éxito profesional siendo tan joven, que se muda a Francia y no solo triunfa en su empresa sin tener ni idea de francés - y con ideas que nunca fallan -, sino que con un par de fotos de París consigue en pocos días pasar de tener 48 seguidores en Instagram a tener miles.
Por supuesto, esta no es la primera vez que vemos cosas poco creíbles en series similares. Todos recordamos los pisazos en los que vivían los chicos y chicas de Friends, algunos de ellos estando en paro, al ladito del Central Perk Park. O, sin ir más lejos, Carrie Bradshaw, la protagonista de Sexo en Nueva York - cuyo creador es también el de Emily en París - escribía una columna semanal para el New York Star y con ello se podía permitir no solo un piso en pleno Manhattan, sino también cientos y cientos de Manolo Blahniks.
En cualquier caso, Lily Collins ha decidido responder a las críticas y el amor-odio que la serie ha despertado. Lo ha hecho en una entrevista en una revista árabe, en la que ha indicado que a pesar de que le afectan las críticas, también son un regalo porque te permiten mejorar.
De hecho Collins no solo es la actriz protagonista, sino que ejerce de productora en la serie. De ahí que su opinión tenga todavía más valor. En este sentido, la hija de Phil Collins ha señalado que, de cerrarse una segunda temporada, ella quiere que la narrativa evolucione. Es decir, aceptar esa oportunidad de crecimiento y de mejora que las críticas te ofrecen.
Es verdad que Emily en París puede pecar de caer en estereotipos demasiado fáciles y de poco realismo. Pero también viene cargada de un toque feminista. Emily no tiene ningún problema en romper con su novio cuando esté antepone sus deseos a las necesidades de ella. Y no solo eso, sino que se habla de la sexualidad de mujeres jóvenes sin tapujos ni juicios y podemos ver a la protagonista señalando y denunciando comportamientos sexistas
Personalmente, ya estoy deseando que se confirme la segunda temporada y poder ver por dónde evoluciona tanto el personaje de Emlily como la historia y la visión de Paris y los franceses.
Imágenes | Netflix
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