Más allá de un enfoque profesional, sorpresivamente, el tipo de familia en la que viven tiene mucho que ver
La adolescencia es una etapa de la vida marcada por cambios físicos, emocionales y sociales profundos. Uno de los aspectos más significativos de este período es el despertar de la sexualidad, un proceso natural y saludable que despierta curiosidad, preguntas y a veces, confusión que, aunque vaya más allá del acto sexual, engloba un conjunto de sentimientos, pensamientos, deseos y comportamientos relacionados con el cuerpo, el género, la identidad y las relaciones interpersonales, mismas que, de acuerdo a un estudio, los adolescentes con mejor rendimiento académico evitan cada vez en mayor medida.
De acuerdo a un estudio citado por Tyler Cowen se demostró que los adolescentes en edad de escuela secundaria con coeficientes intelectuales altos y extremadamente bajos tenían menos probabilidades de haber tenido su primera relación sexual que aquellos con una inteligencia promedio o inferior a la media.
En el estudio, se especificó que, para los varones con coeficientes intelectuales inferiores a 70, el 63,3% eran todavía vírgenes, y aquellos con coeficientes intelectuales entre 90 y 110, y que el 70,3% con coeficientes intelectuales superiores a 110 tampoco habían tenido una primera experiencia sexual.
Para este estudio se examinó a miles de adolescentes representativos de 7.º a 12.º grado en los conjuntos de datos del Estudio Longitudinal Nacional de Salud Adolescente y de Factores Biosociales en el Desarrollo Adolescente, que incluyen una prueba de CI y preguntas detalladas sobre la experiencia sexual que van desde tomarse de la mano hasta el coito.
Los resultados fueron sorprendentes: los estudiantes con un CI superior a 100 e inferior a 70 tenían significativamente menos probabilidades de haber tenido relaciones sexuales que los que estaban en un punto intermedio.
En un estudio que lo explica mejor, publicado por el Journal of Adolescent Health se descubrió que, dependiendo de la edad y el género específicos, un adolescente con un CI de 100 tenía entre 1,5 y 5 veces más probabilidades de haber tenido relaciones sexuales que un adolescente con una puntuación de 120 o 130.
No es un factor académico... no al cien por ciento
Si bien se ha descubierto que en los adolescentes la inteligencia parece desempeñar un papel clave al momento de decidir tener relaciones sexuales, lo cierto es que estos jóvenes son más conscientes de lo que 'pueden perder' en caso de enfrentarse a una situación como lo es un embarazo no deseado o una infección de transmisión sexual, por lo tanto, se abstienen de la actividad sexual como un medio de salvaguardar o asegurar sus logros futuros.
Al mirar este tema desde el punto de vista psicológico, se ha encontrado que las percepciones más altas y más precisas de los costos potenciales conducen a reducciones en las conductas de toma de riesgos, sin embargo, en el estudio salió a relucir que el "tipo" de familias que tienen adolescentes sexualmente activos también puede ser el "tipo" de familias que tienen adolescentes con bajo rendimiento escolar.
Foto de Martin Guido en Unsplash
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