Pensábamos que convivir una temporada antes de casarse era una buena idea, un periodo de prueba del “producto” antes de decidir si nos lo quedábamos para siempre o lo devolvíamos a la sección de Oportunidades. Pero ahora un estudio del National Center for Health Statistics de Estados Unidos acaba de descubrir que vivir juntos no significa que el matrimonio dure más, sino todo lo contrario. ¡Venga ya!
Convivir antes del matrimonio parece una buena idea: un periodo de prueba antes de atarse “para siempre”. Y para comprobar en persona si encajaréis estupendamente (lo sentimos, no estamos hablando de sexo), si la vida real se parece a las fantasías románticas que todos nos montamos en la cabeza, si podemos convivir con las manías del otro (como que se pone cardíaco cada vez que tocas sus montañas de recortes viejos de periódicos) o conocer sus costumbres y sus aficiones (ese queso Stilton que ataca a tu pituitaria cada vez que abres la nevera, por ejemplo). Sin embargo, un reciente estudio de investigación ha echado por tierra todas nuestras creencias. Ahora vivir antes de lanzarse a la piscina del matrimonio no es garantía para que la relación dure más… sino menos. ¡Jorl!
El estudio, realizado por el National Center for Health Statistics americano, ha descubierto que las parejas que han vivido una temporada antes de casarse tienen menos posibilidades de permanecer casadas que aquellas que no lo han hecho. Es más, tenemos cifras concretas: los investigadores han descubierto que las mujeres que fueron directamente al altar tienen unas expectativas del 57% de estar casadas tras 20 años de matrimonio, mientras que las que conviven durante un tiempo antes de la boda sólo tienen un 46%. En el caso de los hombres el patrón es ligeramente diferente: los que viven con su futura esposa antes de prometerse tienen menos posibilidades de disfrutar de un matrimonio de larga duración, un 40%, en comparación con los que se lanzaron directamente al matrimonio, hasta un 60% de posibilidades de celebrar sus Bodas de Porcelana (aunque parezca mentira, así se llama el aniversario de los veinte años juntitos).
"Hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes", lo decía Yoda, pero parece hecho expresamente para resumir las conclusiones de este estudio.
Y lo que más curiosidad nos produce: el hecho de estar prometidas no supone para las mujeres ninguna diferencia para que el matrimonio dure más. Es decir, que un diamante es para siempre, pero lo que significa no tiene por qué.
No podemos dejar de preguntarnos cuáles son las razones por las que convivir antes no garantiza una mayor duración de la relación. ¿Porque al empezar antes la convivencia se cumple lo de que “se nos gastó el amor” más rápido? ¿Las bodas tienen un componente mucho más emocional y vinculante de lo que pensábamos? O, como decían en Cuatro bodas y un funeral ¿la gente se casa para tener tema del que hablar el resto de sus vidas? Esperamos con ansiedad que el National Center for Health Statistics investigue las razones y nos dé una respuesta lo antes posible.
Fotos: Pixabay.com
En Trendencias|Sobre el postureo, el coste de las bodas y la duración de los matrimonios
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