Pues ya está. Ya lo he recibido. Ya he visto el vídeo porno de dos futbolistas del Eibar manteniendo relaciones con una chica. En dos grupos de WhatsApp lo recibí ayer. Así, sin previo aviso, como quien recibe un vídeo de gatitos o alguno de esos que se hace viral en las redes sociales. En los dos grupos de WhatsApp en los que hay una mayoría de hombres. Dos grupos de WhatsApp en los que hay ingenieros, maestros, mecánicos y periodistas. Hombres y mujeres. Solteros, divorciados y padres, varios padres de familia. Y nadie ha dicho ni mu.
Es difícil saber por dónde empezar a decir qué es lo más indignante del vídeo y lo que lo ha rodeado en las últimas horas. Que se filtre un vídeo privado, grabado sabe Dios por quién, es lo más obvio. Pero de repartir culpas supongo que ya se encargarán los tribunales.
El comunicado emitido ayer por los dos jugadores también tiene su miga. Dedican 20 líneas a disculparse con la afición del Eibar, a pedir perdón por cómo puede dañar el vídeo a la imagen del club, a reiterar que saben que deben ser un modelo de comportamiento para los niños... Dedican 3 a lamentar el daño que la difusión pueda causar a la tercera persona involucrada en el mismo. 20 contra 3. La imagen de un club de fútbol contra la intimidad de una mujer.
Tengo claro qué cosas me indignan de ese vídeo. Pero casi son peores las que me preocupan. Porque me preocupan mucho, muchísimo, las justificaciones que he oído para difundirlo. Que fue consentido es la más habitual. O que son todos mayores de edad. Hombre, es que solo faltaría. Si estuviéramos difundiendo el vídeo de una violación o de una relación con una menor ya no sé exactamente en qué (más) nos habríamos convertido.
Que la chica no parece estar pasándolo mal. Sí, he escuchado esa frase. La he leído en Twitter también. Quizá algunos necesitan vídeos así para darse cuenta de que las mujeres disfrutamos del sexo. Con un hombre, con dos, con una mujer o solas. Si eso justifica que media España la vea practicándolo, estamos más cerca de la Inquisición de lo que pensaba. Por cierto, la chica dice en un determinado momento para, eso no, pero a poca gente he oído pararse a preguntarse a qué se refería.
No sé quién es la chica que sale en el vídeo. No sé si hoy está convencida de que su vida se ha acabado o pensando en cómo aprovechar su minuto de fama. Es que me da igual. Me importa ella, claro, pero me importa también la parte de todas nosotras que representa. La parte por la cual, quizá, algún día, cometamos el error de dejar que alguien nos grabe teniendo una relación sexual sin saber qué va a pasar con ese vídeo.
¡A mí nunca se me ocurriría! Seguro que es lo que pensamos muchas. Quizá. Tendemos a creer que nuestro juicio es impecable, sin plantearnos que (casi) todos hemos hecho alguna tontería que podría haber tenido consecuencias horribles. Pero no sé si algún día se le ocurrirá a mi prima, mi hija o mi mejor amiga. Lo que sí tengo claro es que, si alguna vez les ocurre, no me gustaría que medio mundo pudiera verlo.
Imágenes | Pixabay.
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