En la era de Tinder los “selfies estándar” (esos en los que se ve la cara del autor o autora de la foto) han dado paso a otros, digamos, más especiales: la primera ola vino plagada de selfies (solicitados o no) de penes, y ahora al parecer les ha llegado el turno de lucirse a vulvas y vaginas. Con filtros o sin ellos, esto de retratarse “en profundidad” es más que hacerse una foto.
Las nuevas tecnologías cada vez nos permiten hacer más locuras cosas: tenemos robots que aspiran la casa por nosotros (y pasean al gato mientras tanto), nuestra nevera hace la lista de la compra y pasa el pedido al súper ella solita... y los teléfonos móviles con cámaras incorporadas han revolucionado el mundo (uso y costumbres) de la fotografía. De tener unas cuantas del viaje de fin de curso de 8º de EGB hemos pasado a tener fotos de todo, incluyendo... nuestro cuerpo.
Pero ojo, que esto de retratar genitales femeninos no es algo nuevo. A lo largo de la historia han sido numerosos los artistas interesados en captar "la esencia".
Quizá la obra más conocida (y la más polémica en su época... y después) es “El origen del mundo”.
Vale, realmente este cuadro no es un selfie ya que fue pintado en 1866 por Gustave Courbet (un caballero), pero nos da una perspectiva (nunca mejor dicho) de en qué se convertirían los autorretratos dos siglos después.
(Nota curiosa: recientemente el misterio sobre quién era la dueña de tan famosa vulva ha quedado resuelto: la modelo se llamaba Constance Quéniaux, una bailarina convertida en filántropa. Toda una historia la de esta chica.)
V-selfie (v de vagina y de vulva)
Sí, hay muchos tienen curiosidad por los primerísimos primeros planos de los genitales (sin ir más lejos en el porno convencional los encontramos a porrillo), pero a pesar de que por parte de los chicos era una práctica más que asentada, al lado femenino ha llegado hace relativamente poco.
Hay dos tipos de v-selfies, dos estilos, dos planos... o como quieras llamarlo: por un lado tenemos los selfies de la vulva, es decir, los que se parecen al cuadro que mencionaba más arriba: un retrato de la parte externa de los genitales femeninos. Estos quizá son los más habituales dado que no requieren de mucha parafernalia para su realización.
Por otra parte están los selfies vaginales o "v-selfies", los que muestran el interior de la vagina. Al final de este artículo te enseño algunos de los aparatitos que hay en el mercado para realizar estas fotografías.
Luces y sombras del v-selfie
A priori la idea del selfie vaginal puede parecer uno de los indicios de que la extinción está cerca (aunque si te das una vuelta por Internet seguro que ves otras cosas que te llevan a tenerlo claro), pero no es tan algo tan baladí como parece.
¿Por qué? Porque ya es hora de visibilizar y normalizar los genitales femeninos, el cuerpo de la mujer no es solo lo que se ve.
A pesar de que vivimos en una cultura que hipersexualiza a la mujer, cuya sexualidad está presente en medios, publicidad y hasta en el envoltorio del pan si me apuras, la realidad es que más allá de esas escenas del porno que comentaba antes, no se habla de, no se enseñan, no se han normalizado aún, los genitales femeninos.
En los centros de educación secundaria en los que (por fin) se imparte algo de educación sexual rara vez abordan, por ejemplo, el clítoris. Una parte del cuerpo tan maravillosa, que existe solo para dar placer, ¡y no se habla de ello!
Muchas, muchas, muchas mujeres de las que veo en consulta no se han visto los genitales jamás, ni siquiera madres que han pasado por un parto vaginal. No conocer nuestro cuerpo nos lleva a no vivirlo en su plenitud, a sacarle todo el partido...
De ahí que el hecho de que se popularice el hacerse fotos de vulva y vagina tenga su parte positiva: puede hacer que muchas mujeres miren hacia sus genitales, que los conozcan... y eso siempre es bueno.
Sí, poco la poco los genitales femeninos “salen a la luz”, por ejemplo con exposiciones como la de Miranda Makaroff.
Pero...
Sí, hay peros, claro que hay “peros”.
De un tiempo a esta parte las vaginoplastias y los blanqueamientos anales, entre otras prácticas, estaban teniendo cada vez más y más demandados... El modelo de vulva que se ha empezado a asentar como “normal” (en el sentido normativo de la palabra) es el que vemos en el porno (ese porno que no es como el de Erika Lust): labios mayores simétricos de entre los que no sobresalen los menores, que también son igualitos y de un color siempre claro...
Sin embargo las vulvas tienen mil millones de formas, una por cada mujer: labios desiguales, color vino o burdeos, claritos u oscuros, labios menores que se abren paso entre los mayores... Esa es la realidad: no hay un modelo único de vulva, ni falta que hace. ¡Vivan las diferencias!
La libertad y visibilización de los genitales femeninos que parecía traer el v-selfie se han visto emborronadas por la presión del “bonitismo genital”, de la necesidad de tener una vulva modelo Barbie (permítaseme imaginar tal cosa), y eso no nos viene nada bien.
Juguetitos
Estoy segura de que según has leído selfie vaginal lo primero que has pensado es en que el concepto “palo para selfies” cobra, sin duda, una nueva dimensión. Y no te falta razón, pero no creo que lo que estás imaginando es lo que te voy a contar.
La industria, que está ahí a la que salta, no ha tardado en lanzar al mercado los sex-tech-toys necesarios para que demos rienda suelta a la retratista íntima que llevamos dentro (nunca mejor dicho).
Entre la oferta actual podemos encontrar modelos como el Svakom Gaga Lighted Camera Vibe o el Svakom Siime Eye Wireless Lighted Camera Vibe.
Estos "juguetitos" son vibradores que además de hacer lo que sus compañeros de categoría, cuentan con una cámara en "la punta".
Mediante un clable USB o wireless (depende del modelo) puedes conectarlo a tu portátil, por si quieres compartirlo en el mismo momento o grabarlo para la posteridad. Además algunos permiten la conexión con Facetime.
Como gancho, estas marcas nos “venden” la idea de poder observar, por fin, un orgasmo femenino. Claro que se refieren a la parte meramente mecánica, a conjunto de espasmos musculares que se producen en el momento del clímax dentro del cuerpo de la mujer.
Sí, la perspectiva de base es, entiéndaseme lo que quiero decir, masculina: esa necesidad de ver físicamente el placer, de cuantificarlo, de hacerlo tangible, se corresponde más con la sexualidad masculina, con la erección y eyaculación, que con la femenina.
Sin embargo, como decía antes, todo lo que sea jugar, disfrutar, conocer nuestro cuerpo, explorarlo y normalizarlo es, sin duda alguna, positivo. Así que si te apetece cambiar de plano en tu próximo selfie, adelante. Eso sí, ojito a quién se lo mandas, qué se ve además de tu vagina o vulva... porque una vez que mandamos una imagen dejamos de tener el control sobre ella. Cuidado y diversión, esas han de ser las máximas.
Fotos: Miranda Makaroff en Instagram
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