Mi chico tiene problemas de erección, ¿qué puedo hacer para ayudarle?

Empezó de manera puntual, luego sucedió otro día, luego otro… y ahora el sexo es algo que le tensa tanto y le hace sentir tan mal, que ha pasado de ser algo maravilloso a casi una pesadilla. No obstante, tranquila, porque si tu chico tiene disfunción eréctil, hay muchas cosas que puedes hacer para ayudarle y que os van a sentar de perlas a los dos.

Qué es una disfunción eréctil

Estamos hablando de un problema relacionado con la capacidad de tener erecciones, lo que incluye tanto la imposibilidad de tener una erección en sí como poder llegar a tener una pero incompleta o intermitente, sin que permita la penetración. No obstante, es a menudo un síntoma de otro problema de salud o de un factor relacionado con la salud.

Así que, si es algo que pasa de vez en cuando y no genera mayor malestar no hay de qué preocuparse, a todos los hombres les pasa (sí, a todos) o les ha pasado o les pasará, y es de lo más normal. Sin embargo si nuestro chico empieza a llevarlo mal, si cada vez se repite con más frecuencia, si cada vez cuesta más o directamente se convierte en misión imposible, entonces debemos tomar cartas en el asunto.

Muchas mujeres tienden a sentirse responsables o culpables, que es peor: No le atraigo, a lo mejor mi vagina tiene una forma que no le excita… Y es algo de lo que debemos olvidarnos desde ya: porque no, si tu pareja tiene disfunción eréctil, no es por ninguno de esos motivos.

Causas de la disfunción eréctil

Cuando un hombre tiene problemas para tener o mantener una erección lo primero que debemos hacer es descartar que estemos ante algún problema médico, que se trate de algo biológico. Una visita al médico de cabecera es un buen comienzo. Un doctor, como por ejemplo un urólogo, diagnostica la disfunción eréctil con la historia médica y sexual del paciente y un examen físico y de salud mental. Con frecuencia se manda una ecografía Doppler para detectar o descartar mala circulación sanguínea a través del pene.

En España, el estudio Epidemiología De La Disfunción Eréctil Masculina (EDEM) realizado con 2.480 varones de entre 25 y 70 años, estimó la prevalencia global de disfunción eréctil en el 19% y el 12,1%, según una pregunta de autoevaluación. Es importante destacar que el 55,9%, sobre todo entre los 60 y 70 años, nunca se había sentido preocupado por sus problemas de erección, ni había consultado por ello.

Algunas enfermedades que pueden causar disfunción eréctil son la diabetes, problemas en los riñones o enfermedades del corazón y de los vasos sanguíneos, entre otras...

Si tras las pruebas pertinentes, se descarta que se trate de algo médico entonces podemos afirmar que se trata de algo psicológico. Depresión, ansiedad o estrés pueden estar detrás de ello. Así que es importante reducir el estrés, encontrar el modo de desconectar de los problemas cotidianos y aprender a relajarse. Por ejemplo, el estrés es la principal causa de la disfunción eréctil esporádica.

El tratamiento también te incluye a ti

Como decía antes no, no eres la responsable de su disfunción, pero eres su pareja, y tienes un importante papel en el tratamiento y en su recuperación.

Cuando en consulta tratamos la disfunción eréctil, obviamente, trabajamos con el chico. La mayor parte de la intervención va dirigida a controlar su ansiedad y sus pensamientos al respecto, ya que crean un círculo vicioso: me pongo nervioso por si me pasa otra vez, pero precisamente porque me he puesto nervioso me pasa otra vez.

Lo que piensan antes, durante y después de tener sexo es clave para abordar la situación, y sobre ello trabajamos. Sin embargo, tú también tienes un papel en todo esto porque hay aspectos que son necesarios trabajarlos con los dos (siempre que haya pareja, si el chico viene solo a consulta, esto no se aplica, evidentemente).

¿Qué debemos trabajar juntos?

Sin entrar en tecnicismos ni en los contenidos de una terapia sexual, sí que hay dos cosas generales e importantes que, si se trabajan juntos, ayudan mucho muchísimo en el proceso.

1. Tener una buena y sana comunicación

Una buena comunicación: es vital que habléis de cómo os sentís, de qué pensáis y de qué sentís, especialmente tú porque los chicos con disfunción tienden a imaginarse lo que estás pensando y claro, se imaginan lo peor.

“Voy a dejar de gustarle”, “No le pareceré un hombre de verdad”, “No puedo darle placer”, “Seguro que la está mirando y le da asco o pena” (estos son pensamientos reales de pacientes con disfunción eréctil, para que te hagas una idea).

Si, en lugar de dejar que juegue a adivino del pensamiento. le cuentas lo que de verdad estás pensando (con amor y primor, no se trata de lanzar lo primero que se nos viene a la cabeza) ayudarás a que elimine fantasmas y, por tanto, reduzca su ansiedad.

2. Revisar vuestro modelo sexual

Sin embargo hay algo más que frecuentemente hay que trabajar: el modelo sexual que tiene la pareja, y aquí también entras tú.

En la mayoría de los casos de disfunción eréctil nos encontramos con parejas para las que el sexo de verdad, el bueno, el que satisface y el que buscan, pasa sí o sí por el coito (es un modelo sexual coitocentrista).

Bajo este modelo, todo lo demás es un “trámite” (agradable, eso sí), un telonero al que hay que ver antes de que empiece el cabeza de cartel. ¿Por qué influye en la disfunción eréctil? Porque si entendemos que el sexo de verdad, el que hay que tener pasa por el coito, toooooda la presión va a… Correcto, lo has adivinado: el pene y su rendimiento. Todo depende de que haya erección, “es la estrella en el escenario”. Y esa presión hace que aparezca ansiedad, y la ansiedad hace que lo único que se ponga tenso sea nuestro chico.

Ojo, que esto no es responsabilizarnos a nosotras, faltaría más, pero conviene que revisemos si ese es el modelo que tenemos, porque afecta y mucho. Si concebimos el sexo como un conjunto de actividades que nos dan placer, la presión se diluye… y encima salimos ganando porque ampliamos las fuentes de placer. Tenemos manos, bocas, dedos, piernas, cuellos, etc. para recibir y dar placer, ¡no nos limitemos a pene y vagina!

Si este es el modelo que tienes, te interesa (os interesa) revisarlo, cuestionar su validez y… cambiarlo por otro más adaptativo, más flexible y más completo, lo vais a agradecer los dos. Si además empezáis a ir a un terapeuta (cosa que es de lo más recomendable en estos casos, porque la tendencia es ir a peor y generar cada vez más malestar) lo ideal es que participes en los “deberes” que os mande (son ejercicios chulos, te lo aseguro).

Algunos consejos generales

  • A pesar de que la risa en pareja suele ser algo recomendable, en estos casos mejor no hacer muchas bromas, sobre todo al principio. Tu chico seguramente se siente vulnerable, tendrá ansiedad… de manera que una broma por tu parte, aunque lo hagas para quitarle hierro, puede herirle más.
  • Sé cariñosa y comprensiva: puede que a ti no te parezca algo tan importante, puede que creas que en cuanto se relaje dejará de haber problemas, pero para él no es tan fácil ni tan nimio, así que tu afecto y mimo van a ser muy importantes.
  • Apóyale para buscar ayuda (y en la terapia misma).

Si tu chico está teniendo dificultades, si lo está pasando mal, habla con él, quiérele… y anímale a buscar ayuda de un profesional: va a merecer la pena el esfuerzo, para los dos. ¡Ánimo!

Fotos: Pixabay, Pexels y Unsplash

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