Desde bien pequeñitas nos han contado una historia muy bien elaborada: tan solo hay un verdadero amor para cada una de nosotras. Un alma gemela. Y cuando por fin encontremos a esa persona estaremos completas, seres felices para siempre, se resolverán todos nuestros problemas y comeremos perdices.
Las canciones de amor y desamor nos lo han contado cientos de veces, las películas de Disney y de mayores las comedias románticas también han tenido su papel. Incluso nuestros seres queridos intentando consolarnos tras una ruptura "no te preocupes, algún día encontrarás a la persona perfecta para ti".
La búsqueda de nuestra alma gemela
Así que, durante gran parte de nuestras vidas nos ponemos a buscar a nuestra alma gemela: esa única persona en el mundo que es perfecta para nosotras, que está hecha a medida de nuestro amor, nuestra media naranja que arreglará todos los problemas de nuestra vida.
El problema viene cuando pasan los años y, por mucho que busquemos, no encontramos a esa persona ideal para nosotros de la cual nos enamoramos nada más mirarnos, casi sin cruzar palabra, que no tienen ningún fallo y que arregla todo lo que está mal en nuestras vidas.
No la encontramos y nos sentimos frustrados, porque empezamos a creer que nosotros nunca vamos a dar con la persona perfecta para nosotras. Sentimos que todos los demás están encontrando sus medias naranjas y que nosotras estamos destinadas a únicamente tener limones.
Conocemos y conocemos personas y todas tienen fallos, discutimos, nuestra vida sigue teniendo altibajos, estar enamoradas no arregla nuestros problemas de trabajo, ni esa discusión con tu madre y, desde luego, no hay nada que se parezca a un cuento de hadas con final feliz. Y el motivo parece estar claro: es porque esa persona con la que estás, con todas sus virtudes y por mucho que te guste, claramente no es tu alma gemela.
Porque si lo fuera ya habrías visto los fuegos artificiales que te lo indicaran, ¿verdad?
Las buenas relaciones no nacen; se hacen
Lo que durante mucho tiempo no nos dijeron y ahora empezamos a intuir es que las almas gemelas no existen, no vas a encontrar a tu media naranja y el amor instantáneo y eterno no aparece un día de manera mágica y dura para toda la vida.
Si estás buscando a la persona que sea inmediatamente, y sin ningún tipo de trabajo ni esfuerzo por vuestra parte, perfecta para ti, lo más probable es que lo único que te acabes encontrando sean grandes dosis de frustración. Y es que esa historia es perfecta para las películas y todas las disfrutamos una tarde de domingo tiradas en nuestro sofá.
Pero igual que los apartamentos enormes en medio de Manhattan y una habitación solo para los zapatos de marca, con un suelo de camarera o freelance, las medias naranjas se quedan en la ficción, y aquí, en la vida real, las cosas suelen ser un poco diferentes y requerir algo más de esfuerzo.
El amor hay que trabajarlo y trabajarlo mucho. Las parejas saludables, buenas el uno para el otro no surgen de manera espontánea y mágica, sino que se van haciendo con el tiempo, fruto del conocimiento mutuo, de la implicación de ambos, de la elección de quererse que cada uno de los miembros de la pareja hace cada día.
Encontrar una pareja, incluso aunque la relación dure para el resto de vuestras vidas, no significa en ningún caso que esa persona haya llegado para completarte, ni para cubrir ninguna de tus carencias. Cada miembro de la pareja es un ser individual, que ya está completo por sí mismo. Una pareja saludable será la combinación de dos personas completas que no buscan en el otro llenar ningún vacío personal.
Además, la felicidad eterna y continuada no va a aparecer mágicamente por muy enamoradas que estemos. Ninguna pareja del mundo va a conseguir que nunca más nos pase nada malo, que no tengamos problemas en el trabajo, que un familiar no enferme o que nunca cometamos un error. En la vida las cosas malas ocurren y nadie puede evitarlo, igual que una sola persona no es la responsable única de todos tus momentos de felicidad.
Si tenéis suerte y habéis trabajado en vuestra relación, lo que sí puedes encontrar es alguien que te dé su apoyo ante las situaciones negativas y las comparta contigo. Y tú con esa persona.
Disfrutar de nuestra realidad y huir de la frustración
Más incluso, en ocasiones la persona con la que elegimos pasar nuestra vida nos enfadará, nos molestará alguna de sus actitudes, tendrá manías que no soportemos y habrá días en los que pagaremos con ella otras cosas que no sean culpa suya.
Y, sin embargo, eso no quiere decir que ya no podamos quererla. No quiere decir que nos hayamos equivocado escogiendo al príncipe azul y estemos destinadas a la desgracia y los limones. Lo único que quiere decir es que ambos sois seres humanos, y que las relaciones requieren de trabajo, de dedicación, de cariño, de determinación y de la elección consciente de seguir queriéndose. Y esos esfuerzos deberían provenir de ambos miembros de la pareja.
En otros casos, simplemente no encontraremos a la persona con la que pasar nuestra vida. O la encontraremos, pero solo para pasar una parte de nuestra vida. O encontraremos a dos personas. Sea como sea, nosotras seguimos siendo personas completas y dejarnos presionar por la idea de un alma gemela para nosotras solo terminará en frustración, y le sensación de estar fallando o no estar haciendo lo que se supone.
Es el momento de alejarse de esa frustración y aceptar que la realidad tiene muchas versiones diferentes. Que lo que es bueno para otra persona no tiene por qué serlo para nosotras. Que cada una de nosotras es dueña de su propia vida, está completa por sí misma y es la única responsable de su vida, sus decisiones y su felicidad.
Una vez que tengamos esto claro, podremos disfrutar de lo que nos aporte las personas que vayan pasando por nuestra vida. Ya sea para siempre o solo para un rato.
Imágenes | How I met Your Mother, Giphy
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