Desde “bombas” de flores a “caramelos mentolados”, el mercado se ha llenado de productos para la "salud" de la vagina, pero ni son efectivos, ni necesarios, ni saludables. Repasamos algunas de las cosas más bizarras para la vagina que, por mucho que Gwyneth Paltrow los aconseje (o precisamente por ello, dada la cantidad de productos... digamos "particulares” que promociona en su web).
1. Duchas vaginales
La obsesión por la higiene de las últimas décadas pusieron de moda una práctica nada aconsejable: las duchas vaginales, que consiste en irrigar la vagina con agua u otros productos con la finalidad de “limpiarla”.
Sin embargo la vagina tiene una función de autolimpiado (como los hornos con la pirólisis), de manera que cualquier cosa que hagamos al respecto lo que puede producir es un desequilibrio en la flora de la zona que conduzca a infecciones nada deseables.
Es más, un estudio del National Institute of Environmental Health Sciences relacionó las duchas vaginales con una incidencia del doble de casos de cáncer ovárico respecto a las mujeres que no realizaban dicha práctica.
¿Es importante la higiene? Por supuesto, pero en este caso hemos de limitarnos a la parte externa, es decir, a la vulva, y con agua y un jabón neutro es más que suficiente.
2. Desodorantes
Esa tendencia a neutralizar cualquier olor que proceda del cuerpo, que, vale, no está mal si hablamos de axilas por ejemplo (cualquiera que haya ido en metro sabe de lo que hablamos), se ha llevado al extremo a través de productos como los desodorantes íntimos.
Pero el uso de productos con perfume o con ingredientes que intenten disimular los efluvios propios está relacionado, igual que las duchas (vaginales), con riesgo de infecciones vaginales.
Oler bien está bien, pero... ¿es que acaso las vaginas huelen mal? Una vagina sana con unas medidas de higiene correctas huele a eso, a vagina, ¿de verdad es necesario que pongamos en riesgo nuestra salud para no “molestar” a las narices más sensibles y exigentes?
Ahora bien, si notas que el olor no es el habitual, si huele fuerte (suele decirse que como a pescado), etc. lo que tienes que hacer no es enmascarar ese olor, lo que toca es ir al ginecólogo porque probablemente tengas alguna infección que ha de ser tratada. La cándida, por ejemplo, produce este tipo de olor, y ha de ser controlada porque, además de molesta, tiene consecuencias negativas.
3. Baños de vapor
Los baños de vapor consisten en colocar la vagina sobre un barreño con agua muy muy caliente y algunas hierbas, ya que, según sus defensores, esto ayuda a que huela bien (de nuevo el olor, ¡qué pesados con el olor!), para mantener el equilibrio de la flora, para preparar el cuerpo para la reproducción (tremendo esto) y en definitiva que esté sana.
¿Y por qué alguien querría hacer esto? Habría que preguntarle a Gwyneth Paltrow, que ahora se dedica a aconsejar cosas nada aconsejables que hacer con nuestra vagina en su web Goop y en toda aquella entrevista en la que le pregunten por ello.
Sin embargo no hay estudios que corroboren que estos baños de vapor vaginales sean útiles en sentido alguno y de hecho lo que pueden producir es quemaduras en la zona (¡ay!) además de favorecer, por la humedad, infecciones.
Así que, por favor, al vapor las verduras o, si es que de verdad te va el vapor, vete a una sauna turca, que puede ser relajante... pero no, vapor ardiente en tus genitales, no.
4. “Bombas detox de hierbas”
A lo mejor necesitas leerlo otra vez para no alucinar. Sí, las bombas detox vaginales de hierbas son una realidad. Según sus defensores y promotores ayudan a limpiar tu vagina y “devolverla” a su estado natural. Algunas incluso prometen tonificar la vagina y el útero, eliminar infecciones, mejorar casos de endometriosis... y el olor. Casi nada.
Además de prometer algo no demostrado (no hay estudios que lo evidencien), vienen con un riesgo para la salud nada desdeñable. Entre las indicaciones de uso, se señala que han de permanecer en la vagina 24 horas, lo que expone a padecer un Síndrome de shock tóxico (¿Alguna vez has leído el folleto de los tampones? Hazlo).
Así que si quieres aromas a campo pon un ambientador, pero hazlo en una estantería, en el mueble de la entrada o en tu armario, y si quieres hierbas usa orégano en la pizza, pero no las pongas en tu vagina.
5. “Caramelos de menta”
Ya no basta con que nuestro aliento huela a menta, ahora también nuestra vagina ha de desprender frescor del polo.
La empresa Linger (cuya web ya no está disponible, por lo que sospechamos que este producto ya no está en el mercado) comercializó unas “pastillas de menta” para que el flujo de la mujer no solo oliera, sino que también tuviera sabor a menta.
Antes de que este producto existiera ya había quien practicaba con el "sexo mentolado" con caramelos de dicho sabor, introduciéndolos en la vagina o practicando sexo oral con uno en la boca. El “frío” proporcionado por la menta extra-fuerte parece ser agradable y deseable para algunos.
Con el sexo oral no hay problema, de hecho para muchos es una actividad muy placentera, pero un caramelito perdido/olvidado en la vagina nos garantiza una infección y nada de frescor, amigas. Así que ya sea comercializados para tal fin o no, la cuestión es que adelante para el sexo oral, pero ojito con introducirlos en la vagina.
Cualquier producto que no esté especialmente diseñado para tal fin y que haya sido sometido a rigurosos controles de calidad nos lleva a estar corriendo el riesgo de sufrir alguna infección, de estropear la flora de la zona y hacernos daño. Y esta recomendación vale también para los amantes de jugar con comida durante el sexo.
Si además de sabor le quieres añadir purpurina... y una infección posterior, claro, puedes probar las cápsulas vaginales de purpurina de las que ya hablamos hace unos meses.
6. Huevo de jade
De nuevo nuestra amiga Gwyneth Paltrow es la responsable de la popularidad de esta práctica tan particular, ya que se trata de un producto que ella misma tenía a la venta en su web Goop por 66 dólares, además.
Se trata de, sí, como su propio nombre indica, un huevo de jade que, en lugar de decorar tu mesita auxiliar (o la de tu abuela) se supone que hemos de introducir en nuestra vagina con la promesa de que aumenta el tono muscular de la misma, favorece el equilibrio hormonal y el de la energía femenina en general (lo que sea que eso signifique).
Argumentaban sus defensores que se trata de una práctica milenaria de origen chino, pero nada de eso es cierto, ni el origen ni los efectos beneficiosos, de ahí que nuestra Gwyneth haya tenido que pagar 145000 dólares “por responsabilidad civil” por publicidad engañosa.
Dicho esto, por favor, cuida tu vagina y no te fíes de los “productos milagro”, es perfecta tal cual es... y si notas algo, lo mejor es ir al especialista, no a la web de una famosa.
Fotos | Huevo de Jade: www.goop.com; Bombas: Exclusive-stores.com; Portada: Pexels.com