Sexo. Buen sexo. Has pasado un rato genial, has disfrutado, has tenido un señor orgasmo. Todo fenomenal. Pero entonces, sin saber por qué, notas como las lágrimas salen solas y no hay quien las pare. Si a priori no nos sucede nada malo, ¿es normal llorar después de un orgasmo?
Sexo, emociones, activación y… ¿lágrimas?
Durante un encuentro sexual la cantidad de energía que ponemos en marcha es enorme, y no hablo de nada místico, hablo de energía física y de emociones, de eso que se compone el sexo, vamos. Y no, tampoco hablo de sexo con la persona amada, con cuarteto de violines de fondo y un anillo de pedida en la mesita: en el sexo hay presentes emociones, de todos los colores y modelos, sea sexo "con amor" o sexo casual.
En muchos casos toda esa energía “explota”, se libera durante el orgasmo y nos quedamos tan a gustito (tanto que hay quien se duerme ipso facto, ¿verdad?). Pero en otras ocasiones a pesar de que el placer haya sido mucho y/o de que hayamos tenido un orgasmo superlativo, seguimos teniendo energía acumulada (insisto, energía física y emocional, sobre todo emocional).
Esa activación necesita “salir”, exteriorizarse y liberarse, y dependiendo de varios factores es posible que una de las maneras que encuentre nuestro organismo de darle salida a estas emociones tan intensas sea llorando a moco tendido.
¿Pero por qué llorar en un momento así?
Me gustaría dar una respuesta contundente, pero para esto, como para otras tantas cosas, la ciencia aún no tiene una explicación concreta.
Algunos autores indican que detrás de esa incontinencia emocional podría estar la acción de algunas hormonas relacionadas con el orgasmo, pero eso no terminaría de explicar por qué no lloramos todos, o por qué los que lloran solo lo hacen a veces o una única vez en su vida.
La explicación más aceptada es la que contempla un cóctel de factores: hormonas, nivel de excitación, personalidad, contexto… Nada de recetas sencillas.
Llora, llora con tranquilidad y si puedes, disfrútalo
En el sexo hay personas que gritan y otras que lo practican con el mute puesto, hay quien ríe y quien se lo toma muy en serio… y todo está bien, ¿verdad? Así que no, no pasa absolutamente nada si después de una sesión de sexo de esas que quita el sentido te echas a llorar: es de lo más normal.
Si te lo has pasado bien pero tras el orgasmo notas el nudo en la garganta, si las lágrimas afloran, no lo evites, no es nada malo. Deja que salga toda esa energía que tienes acumulada, y disfrútala. ¿Disfrutarla? Sí, llorar no necesariamente es algo negativo, ¿o no has llorado nunca de felicidad o reído de “pura maldad”? (Vamos, que no nos oye nadie, confiesa.)
El llanto tras el sexo, cuando todo va bien, no es más que una muestra de la intensidad emocional que hemos vivido, es una prolongación de la misma, así que no te asustes ni te preocupes, y llora, abraza, mira, o hunde tu cara en su pecho... lo que te pida el cuerpo.
Un orgasmo… de risa
Una buena carcajada o incluso un ataque de risa, así con todas sus letras y sus lagrimones y todos los complementos, también es de lo más normal. Y no, amigos, no nos estamos riendo de vosotros, es una risa de las buenas, de las que sale de dentro y que no puedes parar. Una maravilla.
La risa, como explicaba con el llanto, no es más que la prolongación de la descarga que se produce durante el orgasmo, y oye, a nadie le amarga un dulce, ¿no? Orgasmo + ataque de risa = combo total, y encima es gratis.
Pero, ¿y si me siento mal?
En el caso de que el llanto venga provocado por motivos evidentes, detectables, por un malestar que reconoces sin dudar… entonces entramos en otro terreno. Si lloras porque te ha dolido, si lloras porque te sientes mal por lo que has hecho, o con quién, si lloras porque no te sientes segura o algo no va bien, algo debemos hacer, porque sufrir es mal en general, y en la cama en particular.
Reflexiona, ¿qué te sucede realmente? ¿Qué hay detrás de ese malestar emocional? Detectar la fuente del sufrimiento es el primer paso para abordarlo y ponernos estupendos.
Si no encuentras una causa concreta y tus lágrimas se acompañan de tristeza, ansiedad, angustia o agresividad es posible que no se traten de simple llanto y que estemos ante una Disforia postcoital. Pero para determinarlo y tomar medidas, como siempre, lo mejor es acudir a un especialista que nos ayude a dilucidar qué nos sucede.
Fotos| The Invisible Circus, Giphy.com
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