Desde hacerlo en lugares públicos a lamer ojos (sí, lo que oyes, lamer ojos) son muchas, muchísimas las actividades que pueden generar excitación y placer. Puede que la mayoría te resulten extrañas, pero quizá alguna te ponga (o te haya puesto) en un momento dado. El catálogo de parafilias es amplio... y curioso.
¿Qué son las parafilias?
Las parafilias son prácticas sexuales “poco habituales”, comportamientos en los que la fuente de excitación y/o placer radica en objetos, conductas o contextos que se salen de la norma. ¿Y qué es la norma? En este caso la consideración es puramente estadística, es decir, las prácticas mayoritarias son la norma. Y las otras, no.
¿Se trata de conductas patológicas? La práctica (o la excitación producida por) de conductas poco habituales, parafilias, no se considera patológico, salvo que:
Sea la única vía por la que la persona consigue placer, es decir, si no es mediante esta actividad la persona no es capaz de obtener placer/excitación. O si genera obsesión.
Si la realización de la misma genera malestar o causa perjuicios en la persona (a pesar de que la lleve a cabo) inmediata o posteriormente. En clínica se habla de afectación en alguna (o varias) de las esferas principales: laboral, personal, económica, social o familiar. Ejemplo: si nos gusta que nos den latigazos en los brazos y en nuestro trabajo tenemos un uniforme de manga corta, nuestro empleo puede peligrar por nuestra práctica.
Si los participantes en dicha práctica no lo hacen de manera consciente, voluntaria y consensuada (aquí entramos en el terrible terreno de la zoofilia, abusos, etc.).
En resumen: si es una práctica que nos pone, pero también nos excitan otras cosas, si realizarla no nos genera malestar de ningún tipo (más bien al contrario) y lo hacemos con alguien al que le parece fenomenal todo esto, no hay ningún problema. Muchos autores hablan en este caso, más que de parafilias per se, de prácticas eróticas o filias a secas.
De hecho, hasta hace bien poco el DSM (uno de los manuales de criterios diagnósticos más usados, algo así como la Biblia de la Psiquiatría y la Psicología) recogía las parafilias, efectivamente, como patologías, incluyendo en el mismo saco el fetichismo, por ejemplo, con la zoofilia o la pedofilia. Sin embargo en la última edición de este manual (DSM-V) se ha realizado una revisión del concepto y ahora distingue entre Parafilias (prácticas poco habituales) y Trastornos Parafílicos (cuando esas prácticas generan malestar en el sujeto o implican daño a terceras personas, como explicaba antes). Es decir, la presencia de parafilias no implica un trastorno.
Para gustos, los colores... o las prácticas sexuales. Dentro de las parafilias, o prácticas eróticas poco habituales, las hay más o menos aceptadas socialmente, más o menos conocidas y más o menos practicadas. Fenómenos como los de 50 Sombras de Grey han puesto en boca (y en otras partes) de todos, por ejemplo, el universo BDSM (aunque esto habría que matizarlo mucho).
Puede que te identifiques con alguna...
Muchas parejas incluyen, esporádicamente, algunas prácticas de este tipo como forma de romper la monotonía, sin llegar a convertirse en conductas habituales para ellos. Dentro de las filias sexuales hay algunas que son bastante más frecuentes de lo que pensamos, es posible, incluso, que en algún momento te hayas excitado con algo de esto:
Acomoclitismo: Excitación por los genitales sin vello alguno (depiladito todo todo todo).
Agrexofilia: placer en situaciones en las que sabemos que estamos siendo escuchados mientras practicamos sexo.
Voyerismo: placer al observar (secretamente) a otras personas.
Alorgasmia: la excitación se produce ante el acto de fantasear con otra persona que no es nuestra pareja mientras practicamos sexo.
Bondage: atar o ser atado (en realidad es más complejo, pero por resumir).
Amiquesis: placer al arañar a la pareja durante el acto sexual.
Fonofilia: Necesidad de escuchar palabras obscenas durante el acto sexual.
Amomaxia: excitación al practicar sexo en un coche aparcado.
Morfofilia: atracción por personas con una característica concreta (grandes pechos, nariz prominente, morenos/as...).
Fetichismo: placer causado por el uso de determinados objetos o excitación por determinadas partes del cuerpo (esto es casi más una categoría, ya que engloba a otras muchas prácticas).
Las parafilias más curiosas
Capnolagnia: excitación por ver a una persona fumando.
Harpaxofilia: excitación al ser robado o atracado.
Dacrifilia: placer al ver llorar a otra persona.
Knismolagnia: excitación al hacer o recibir cosquillas.
Flatofilia: excitación por el olor de las flatulencias de la pareja o los propios.
Oculofilia: atracción por los ojos de otras personas (si lo que excita es lamerlos -que al parecer está de moda en Japón- se denomina Oculolinctus).
Hipnofilia: excitación al observar a personas dormidas.
Pigmalionismo: atracción por estatuas (o maniquíes).
Retifismo: fetichismo por los zapatos (acariciarlos, lamerlos, olerlos...).
Anortografofilia: excitación ante las faltas de ortografía.
Y hay más, muchas más. Gustos y actividades sexuales hay tantos como personas, y todos son perfectamente normales, siempre y cuando, como decía antes, no nos generen malestar, formen parte de un repertorio variadito (no los necesitemos sí o sí para lograr la excitación), no nos causen problemas y nuestra pareja esté de acuerdo con ello. Si todo es correcto y consentido, sólo te queda una cosa por hacer: disfrutar.
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