Aunque no todas lo reconozcan, son muchas las personas que hablan durante el sexo y/o les excita que les hablen: desde el modosito “Sigue” al... bueno, a donde la imaginación nos lleve. ¿Por qué nos excitan determinadas expresiones que jamás diríamos fuera de este contexto? ¿Por qué nos pone que nos llamen tal o cual mientras lo hacemos? ¿Es positivo hablar durante el sexo?
¿Por qué nos gusta hablar mientras practicamos sexo?
El sexo empieza en el cerebro, de hecho es el órgano sexual más potente (por mucho que pensemos que es otro que está un poco más abajo), de manera que al emplear el lenguaje lo estimulamos y por tanto puede producirse una mayor excitación. Daryl Cioffi, neuropsicólogo, lo señala en Medical Daily: hablar durante el sexo nos gusta tanto porque estimular el cerebro (algunas zonas concretas) al mismo tiempo que estimulamos nuestro cuerpo con la actividad sexual, produce una excitación exponencial, es decir, la combinación es muy muy efectiva.
El sexo oral, y me refiero a hablar de sexo, es todo ventajas. Hablar durante las relaciones sexuales no sólo sirve para subir el tono y producir una mayor excitación (algo apetecible per se), además proporciona a la pareja un feedback de cómo está yendo la cosa, de qué queremos o cómo lo queremos. Tendemos a pensar que con los gestos, las miradas (e incluso con los suspiros) podemos determinar qué tal se lo está pasando nuestra pareja, pero no dejan de ser interpretaciones de la conducta ajena, de manera que no siempre se acierta. Por otra parte, estar pendientes de captar señales puede "sacarnos" un poco de la escena, algo que no sucede cuando ese feedback, como decía, se produce de manera clara y evidente por medio de palabras.
Por otra parte, muchas parejas utilizan el lenguaje durante el sexo como una forma de desarrollar fantasías que jamás querrían poner en práctica en la vida real, y eso es absolutamente saludable para nuestra sexualidad. Las fantasías son fantasías, que nos excite no quiere decir que queramos llevarlo a cabo, y de esta forma, mediante el lenguaje, podemos disfrutar de ellas sin tener realizarlas. Con las palabras podemos ampliar nuestra escena y situarla donde queramos, aumentando con ello la variedad y las posibilidades de placer.
¿Y qué digo?
Quizá empezar con una obscenidad XXL no es la mejor idea: aunque en tu cabeza parezca fenomenal piensa en cómo va a sonar cuando lo pronuncies en voz alta a otro ser humano (concretamente otro ser humano que ha decidido tener relaciones sexuales contigo).
Lo mejor para asegurar que no decimos nada fuera de tono es preguntarle a nuestra pareja qué le pone y qué no: hablad de ello, juntos (incuso puede resultar una actividad sexy si lo planteáis bien).
Si se trata de un nuevo compañero de juegos o no habéis tenido la oportunidad de hablar de ello pero te apetece probar, lo ideal es hacerlo gradualmente, así evitamos la posibilidad de decir algo demasiado intenso para nuestra pareja y que se sienta incómodo/a.
En cualquier caso, siempre, siempre, es importante no decir nada que pueda resultar ofensivo o despectivo (salvo que ambos estéis de acuerdo previamente porque os ponga indomables a los dos). El respeto es totalmente indispensable.
Pone más la forma que el contenido
No hace falta que devores la sección de adultos de tu librería más cercana en busca de la frase perfecta (entre otras cosas porque no existe), ya que el cómo lo decimos tiene más impacto que lo que decimos. Imagina ahora una frase estupenda, sexy, que contenga todo lo que te gusta y te pone. Ahora visualízate escuchándola con el tono narrativo de un presentador de noticias. Es posible que esto a alguien le ponga a cien, pero así a priori no parece que nos lleve mucho al éxtasis, ¿verdad? Sin embargo, un simple “Cómo me gusta”, tres palabritas de nada, puede resultar absolutamente arrebatador si te lo susurran al oído mientras...
Practica a solas
Puede parecer un tanto ridículo y dar un poco de vergüenza, pero ensayar el tono y escuchar cómo suenan determinadas palabras antes de decirlas el día del estreno puede ayudarte a modular la voz, a encontrar algo que de verdad te guste, además de ser útil para ver qué tal te sientes diciendo tal o cual cosa. Como extra, probar a solas previamente tiene la ventaja de que el día que se lo digas a tu partenaire estarás a lo que tienes que estar y no dándole vueltas a qué palabras elegir (aprovecho para decir que esto de las ventajas de practicar a solas sirve en general para todo lo relacionado con el sexo, aunque ese es otro tema).
También puede ser interesante ir pensando qué te gustaría escuchar y luego hacerle unas cuantas sugerencias a tu pareja. Recuerda: los demás no son adivinos y no necesariamente tienen por qué saber qué es lo que queremos en cada momento. El mito de "si hay verdadera química todo surgirá de manera espontánea y satisfactoria" es eso, un mito, uno que además puede tener un impacto negativo en la relación y en el disfrute sexual.
¿Probamos?
Un estudio de la Sam Houston State University concluyó que las palabras de contenido emocional tienen más impacto (las recordamos mejor) cuando las percibimos por el oído izquierdo. Así que si te animas a probar por si esto fuera cierto, en lugar de mirando a Cuenca a donde hay que mirar es a la derecha: así nuestra oreja izquierda queda perfectamente colocada para escuchar… lo que venga.
Insisto, el órgano sexual más potente es el cerebro, por eso, además de la propia actividad física sexual, hablar nos puede proporcionar un mayor nivel de excitación y de placer. Pero en esto no hay recetas generales: cada uno ha de vivir y desarrollar su sexualidad como le apetezca y le haga sentir bien. Lo que sí sabemos es que siempre, siempre, es positivo hablar en pareja de sexo, sea dentro o fuera de la cama.
Fotos: Amor, Giphy, Eyes Wide Shut
En Trendencias: Esto es lo que le pasa a tu cerebro cuando tienes un orgasmo
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