La sexualidad juvenil, un tema históricamente cargado de tabúes y mitos, se encuentra hoy en día en un punto de inflexión. La creciente presión social por alcanzar ciertos hitos en la vida amorosa, sumada a la instantaneidad que promueven las redes sociales, está generando nuevas dinámicas en el comportamiento sexual de los jóvenes, sin embargo, aunque muchos piensen que la población joven es más promiscua que nunca, lo cierto es que es todo lo contrario, ya que practican menos sexo que antes.
Uno de los fenómenos emergentes es la procrasturbación. Este término, acuñado por el psicólogo Philip Zimbardo que combina las palabras "procrastinar" y "masturbación", aunque es informal, describe la tendencia de algunas personas a posponer o evitar los encuentros sexuales o amorosos para enfocarse en la masturbación, una práctica que tiene muchos detonantes detrás, incluida la presión social de la vida moderna y, en gran parte, a la facilidad de acceso al contenido pornográfico desde cualquier dispositivo.
La procrastinación en este ámbito puede estar motivada por diversos factores, el más importante de ellos, la frustración en la búsqueda de pareja, que se ha convertido en un desafío común entre los jóvenes de hoy en día por un montón de situaciones.
Entre las más populares de ellas son la falta de tiempo para conocer a más personas, la falta de espacio para poder tener encuentros sexuales (debido a la situación económica que impide la adquisición de sitios para vivir) y el estrés del trabajo, la jornada laboral o estudiantil, con la que muchos sienten hartazgo de su interacción con las demás personas y por eso prefieren las experiencias sexuales en solitario.
La procrastinación, en el sentido de dejar de lado la búsqueda de pareja o los encuentros sexuales, puede crear un círculo vicioso en el que, al postergar la satisfacción sexual individual, los jóvenes pueden aumentar su deseo sexual y, al mismo tiempo, sentir una mayor frustración por no poder cumplir con las expectativas que una sexualidad idealizada que la pornografía les ha ofrecido.
Los menores de 35, los más afectados
De acuerdo a un estudio citado por el medio The Atlantic, los menores de 35 años son los más afectados por la falta de sexo, entre las razones por las que los encuentros resultan menores, es porque, tanto para hombres como para mujeres, es preferible evitar frustraciones, decepciones o rechazos que pueden propiciarse en los encuentros de carne y hueso.
Si bien la masturbación es parte esencial de la vida sexual del ser humano, lo cierto es que esta dinámica puede llevar a tomar decisiones impulsivas o poco saludables en el ámbito sexual, todo esto con el objetivo de llenar un vacío emocional o experimentar nuevas sensaciones antes que sentir el rechazo o vivir una mala experiencia con una pareja o un encuentro con otra persona.
Foto de franco alva en Unsplash
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