La sexualidad juega un papel fundamental en el envejecimiento saludable, y así es como influye, de acuerdo a los expertos

Aunque no es la receta mágica para vivir más, sí que es un factor importante 

El envejecimiento es un proceso natural que, aunque inevitable, puede transcurrir de manera saludable si se adoptan ciertas prácticas que favorezcan el bienestar integral. Tradicionalmente, los esfuerzos en torno al envejecimiento saludable han enfatizado la alimentación equilibrada, el ejercicio físico y el cuidado de la salud mental. Sin embargo, en los últimos años, la sexualidad ha comenzado a ganar relevancia como un componente clave en la calidad de vida de las personas mayores.

Expertos en salud sexual y gerontología afirman que mantener una vida sexual activa, adaptada a los cambios que trae el envejecimiento, puede ser esencial para un envejecimiento saludable y satisfactorio, por ello, los avances científicos y el cambio en las percepciones sobre el envejecimiento han mostrado que la vida sexual no debería terminar con la edad, sino que puede transformarse.

Desde un punto de vista físico, la actividad sexual en las personas mayores ofrece una serie de beneficios. Estudios recientes sugieren que la actividad sexual regular puede ayudar a mantener la función cardiovascular en buen estado.

El sexo puede actuar como una forma de ejercicio moderado, lo que favorece la circulación sanguínea, mejora la salud del corazón y puede incluso fortalecer el sistema inmunológico, ayudando así a tener un estilo de vida saludable y dejar atrás el mito de que "las personas se vuelven asexuales con la edad, ya que pueden modificar su actividad sexual como consecuencia de los cambios fisiológicos", como lo afirma el estudio aplicado por expertos en Ámsterdam.

Más allá de los beneficios físicos, la sexualidad tiene un profundo impacto en la salud mental y emocional de las personas mayores: con la llegada de la tercera edad, muchas personas experimentan sentimientos de soledad o aislamiento social, especialmente después de la pérdida de un cónyuge o el distanciamiento de los hijos.

En este sentido, la vida sexual activa, ya sea en pareja o mediante la masturbación, se puede convertir en una fuente de consuelo emocional, fortaleciendo los lazos afectivos o promoviendo una mayor conexión con uno mismo, de aquí el hecho de que "el efecto de placer de la sexualidad es igual al de muchos factores psicosociales y de salud que, según se ha comprobado, están asociados con la longevidad".

Como lo afirma un estudio publicado en Journal of Applied Gerontology, coinciden que hay "una clara diferencia en la longevidad en los adultos mayores que perciben la sexualidad como importante: aquellos que experimentan la sexualidad como menos placentera tienen una esperanza de vida menor que aquellos que consideran su sexualidad como más placentera".

El sesgo entre hombres y mujeres

Aunque los beneficios del sexo y sus efectos en la tercera edad aplique para ambos géneros, lo cierto es que, a pesar de que los hombres tienen una longevidad inferior, su esperanza de vida sexualmente activa es mayor

Así, a la edad de 55 años, pueden albergar la expectativa de otros 15 años de actividad sexual, cifra que se reduce a 11 años en las mujeres de la misma edad. Los varones con un estado de salud bueno o excelente pueden sumar otros 5-7 años más y las mujeres, nuevamente algo menos: entre 3 y 6, de acuerdo a un estudio del British Medical Journal.

Los resultados de este estudio confirman que los hombres tienen más probabilidades de ser sexualmente activos y estar más interesados ​​en el sexo que las mujeres. Esta diferencia es especialmente notable entre quienes tienen de 75 a 85 años, donde casi el 40% de los hombres, frente a solo el 17% de las mujeres, son sexualmente activos.

La sexualidad es un aspecto esencial del bienestar humano, independientemente de la edad, y en el contexto del envejecimiento, mantener una vida sexual activa y saludable puede mejorar la calidad de vida física, mental y emocional de las personas mayores, convirtiéndose en una herramienta más para vivir una vejez más saludable, plena y feliz.

Foto de Hector Reyes en Unsplash

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