Hace tiempo que se viene hablando de que los millennials son la generación que menos sexo practica desde hace décadas. Los estudios ya han dictado sentencia, pero preferimos que sean ellos, quienes pertenecen a la generación millennial, quienes nos digan si realmente practican menos sexo que las anteriores y cuáles son sus motivos si es así. Hemos hablado con seis chicos de entre 21 y 32 años, hombres y mujeres, homosexuales, bisexuales y heteros... y nos han dado su visión. No tiene por qué ser la de toda su generación, pero sí es la suya.
El estudio de la discordia
Hace aproximadamente un año que todo este tema de los millennials practicando menos sexo que sus padres (y que sus abuelos, probablemente) saltó a las páginas de información de todo el mundo. Fue gracias a un estudio del journal Archives of Sexual Behavior, conducido por profesores de tres universidades americanas, que entrevistaron a casi 27.000 personas y llegaron a una conclusión clara: los millennials, especialmente los más jóvenes (los nacidos en los años 90), tienen el doble de posibilidades de ser sexualmente inactivos de las que tenían los miembros de la generación X a su edad. Y muchas más, si los comparamos con quienes pertenecen a la generación del baby boom.
Con esos datos en la mano, decenas de expertos en todo el mundo se lanzaron a dar su opinión sobre las posibles razones, de las que el estudio no hablaba. En The Guardian, Ryne Sherman, uno de los coautores del estudio, proponía diferentes factores: la mayor permanencia en la casa familiar, el aumento en el uso de formas de ocio como videojuegos o Netflix, la posibilidad de acceder de forma sencilla a pornografía... aunque también reconocía que podía haber una interpretación errónea de la encuesta: mientras que otras generaciones considerarían que habían tenido sexo con prácticas como el sexo oral, por ejemplo, los millennials ciñen sus respuestas al sexo con penetración consumado, lo cual puede haber hecho variar ligeramente los datos.
Otro artículo, publicado en LA Times, hablaba de una cultura del trabajo y de la obsesión con la carrera profesional, que deja en segundo plano las relaciones afectivas. También del miedo a perder el control al implicarse emocionalmente, a la inseguridad que provocan las relaciones online que favorecen sobre todo el aspecto físico y también del posible bajón químico de la libido por el constante aumento en el uso de antidepresivos.
Por su parte, Stephanie Coontz, directora de investigación del Consejo de Familias Contemporáneas, consideraba en el Washington Post que la aceptación del sexo ocasional por parte de los millennials gracias a fenómenos como Tinder ha hecho que mejoren los hábitos sexuales de la generación, especialmente en lo referente al consentimiento: «Estamos aceptando la presión sobre el sexo mucho menos que en ninguna otra época».
Sabemos lo que dice el estudio y sabemos lo que opinan los expertos. Pero hemos querido irnos a la calle y preguntar a los millennials reales, sin estereotiparlos ni considerar que por pertenecer por edad a una misma generación han de pensar de la misma manera. Y nos hemos encontrado algunas respuestas parecidas a las que daban los expertos... y otras muy diferentes.
«Al desaparecer los tabús, el sexo perdió trascendencia»
Quien habla es Miguel, de 26 años, heterosexual. No tiene claro si practica más o menos sexo que sus padres («sinceramente, prefiero no saber cuánto practican ellos», reconoce entre risas), aunque sí que el sexo no es el centro de su vida: «Si lo pensamos bien, ¿no es una auténtica locura que la palabra más buscada en Google año tras año sea 'sexo'? No digo que no sea importante, pero ¿lo más buscado del mundo? Creo que mi generación será la que cambie eso. Sigue gustándonos el sexo, por supuesto que sí, pero nos gustan muchas otras cosas. Y ese morbo añadido que tenía el sexo cuando lo rodeaban muchos tabús ha ido desapareciendo al convertirse en algo más abierto, de lo que se habla y se tienen conocimientos».
También habla de la presión social sobre el tema, que cree que es más relajada ahora que en ningún otro momento de la historia reciente. «Yo puedo llegar sin problema a mi grupo de amigos y decir que ayer me fue mal una relación con una chica o que llevo X meses sin acostarme con nadie. Mi hermano, por ejemplo, no lo entiende. Dice que, cuando él tenía mi edad, sus amigos se lo comerían vivo si reconociera algo así. Quizá no es que practiquemos menos sexo que antes, tal vez solo mentimos menos», bromea, aunque insiste en que lo piensa de verdad.
«Ahora hay medios más efectivos de conseguir un orgasmo»
Hablamos con Lucía, bisexual, de 24 años. Para ella, la gran distinción que hay que hacer es la que hay entre 'sexo' y 'amor'. «Si hablamos de practicar sexo con la única intención de que sea eso, sexo, supongo que el objetivo es pasarlo lo mejor posible y conseguir un buen orgasmo (o varios). Y, para eso, no necesito salir de mi casa. No digo que no lo haga nunca; por supuesto que muchas veces me apetece ese tonteo previo a acostarme con alguien y disfrutar en compañía. Pero otras... tengo porno y algunos juguetes sexuales. ¿Por qué pasar por todas esas fases previas si tengo un orgasmo al alcance de mi mano por medios más sencillos?».
En su caso, no distingue que la situación sea diferente cuando se acuesta con hombres que con mujeres, aunque sí ve a las chicas más abiertas de mente que a ellos. «Las mujeres nos masturbamos, es algo que el mundo debería ir asumiendo. Con ellas siempre lo he hablado con naturalidad, y muchas coinciden conmigo. Con los chicos, todavía hay alguno que alza las cejas sorprendido si nosotras hablamos de vibradores o vídeos eróticos. Pero el mundo ha cambiado y, por suerte, la masturbación ya no es un tabú. De hecho, es la mejor manera de conseguir un orgasmo sin implicar a otra persona en ello sin necesidad».
«Prefiero no acostarme con nadie si no estoy bastante segura de que va a salir bien»
María, de 23 años, menciona la palabra 'pereza', aun sabiendo que puede que estigmatice a su generación: «Muchos creen que los millennials somos unos 'ni-nis', unos vagos, y decir que me da pereza mantener relaciones sexuales puede hacer que muchas personas lo achaquen a eso. Pero es la realidad. Dicho de otra manera, prefiero no acostarme con nadie que ir probando a ver si sale bien. No hablo del sexo dentro de una relación de pareja, sino de salir por la noche buscando un rollo o de quedar con alguien en Tinder».
«Se habla muy poco de que el sexo no siempre es divertido, quizá porque queremos aparentar que nos lo hemos pasado siempre de maravilla en la cama o porque se puede interpretar que tenemos algún problema si no es así. Pero muchas relaciones de una noche consisten en un mete-saca bastante egoísta y muchas veces presidido por el alcohol y, sinceramente, yo ya no tengo el cuerpo para aguantar esas cosas. Prefiero quedar con los dos o tres amigos con los que sé que el sexo va a ir bien, porque ya lo hemos probado antes, o quedarme en mi casa, simplemente, que practicar sexo solo por el hecho de decir que lo he hecho».
«Existen muchas opciones de ocio que eclipsan al sexo»
Jon, de 21 años y heterosexual, culpa al exceso de ocio con el que contamos en la actualidad de la falta de interés de los millennials por el sexo: «Sí, yo lo reconozco, a mí me da un poco igual. Me gusta, no he tenido ninguna mala experiencia y, de vez en cuando, claro que lo hago. Pero también, de vez en cuando, prefiero quedarme en casa enganchado a Netflix o hacerme una ruta en bici de montaña o ver documentales en YouTube, jugar a la consola, leer... Hay muchísimas opciones de ocio disponibles, y creo que el sexo es solo una más. Por supuesto, en una pareja estable es otra cosa, pero el sexo por sexo no es más que diversión, no es más que otra forma de diversión, como las demás».
Reconoce que ha aguantado muchas bromas (bienintencionadas) de sus amigos cuando ha expuesto su forma de pensar, y que eso es una prueba de que quizá no es una característica generacional: «Mis amigos se pueden reír de que yo prefiera acabarme mi serie favorita en Netflix que salir a ver si tengo suerte y acabo acostándome con alguien, pero yo me río también de que ellos pongan más esfuerzo en intentar ligar que en ninguna otra cosa en sus vidas. Me parece hasta un poco triste a veces».
«El feminismo no ha llegado al sexo... pero sí a la generación millennial»
Mar, de 29 años, es heterosexual y feminista militante. Y dice que es su ideología, precisamente, la que hace que practique menos sexo del que, según reconoce, le gustaría. O, mejor dicho, el machismo que aún persiste en determinados entornos: «No es que las feministas seamos unas amargadas que odiamos a los hombres o el sexo, como muchas veces se nos acusa de ser. Al contrario, yo he tenido relaciones estables en las que creo que tenía mucho más sexo que la media. Y era fantástico y los disfrutaba. De hecho, echo de menos disfrutar del sexo como lo hacía cuando tenía pareja».
Ella centra el problema en el sexo ocasional: «El feminismo no ha llegado al sexo, o al menos, a cómo se plantea lo de ligar, especialmente en ambientes nocturnos. Muchas no queremos que nos entren cuando estamos con nuestras amigas, sin ningún interés en la persona en cuestión; ni que nos inviten a una copa que no hemos pedido, nos llamen 'nena' o cualquier otra horterada del estilo, ni que se comporten un poco como gallitos porque crean que eso funciona. Y ya ni hablemos de que se pasen lo más mínimo en el consentimiento. Lo he hablado con amigas, y muchas pensamos igual. Hay comportamientos que nuestras hermanas mayores toleraban, y que a nuestras madres les hacían gracia, que las millennials simplemente no estamos dispuestas a aceptar».
«En el entorno LGTB, la tendencia parece ser la contraria»
Pablo, de 27 años, es gay, y considera que la relación con el sexo se ha normalizado mucho en la comunidad LGTB en los últimos años. «Creo que antes era todo mucho más extremo. Muchos de los gays que estaban fuera del armario eran muy promiscuos, pero había muchísimos que no habían asumido o reconocido su sexualidad y eran prácticamente célibes. Ahora, creo que todo es mucho más sencillo para nosotros a la hora de conocer gente para mantener una relación o para, simplemente, echar un polvo, gracias a apps como Tinder o Grindr, y, sobre todo, gracias a una mentalidad mucho más abierta por parte de la sociedad».
Imágenes | Pixabay, Pexels, Love, Casual, Pretty Little Liars, You're The Worst.
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