¿Habéis oído hablar de las fases del duelo? Ya sabéis, negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Pues en mi divorcio las pasé todas, aunque me quedé más atascada en unas fases que en otras y hay días en los que pasé por todas a la vez. También hay regresiones, días que parecía que nunca lo iba a superar, hasta que poco a poco me fui reconstruyendo. Llegó un momento que en cada vez me sentía mejor y vi lo que antes me parecía imposible: la luz al final del túnel. Así conseguí superar mi divorcio.
Lo más difícil: tomar la decisión
Decidir que ya no vale la pena luchar por tu matrimonio, algo que ha sido tu vida durante tantos años, algo que te ha llevado a tener hijos en común, un futuro por delante, a crear un hogar, es probablemente uno de los pasos más complicados de dar en la vida. Parece que toda tu vida se derrumba, que todo el amor fue mentira, que no hay futuro por delante. No es nada fácil pensar con claridad, seguir adelante con tu vida y con tu trabajo, cuando lo único que sientes es rabia porque no ha funcionado.
Sé que es importante intentar arreglarlo, darte una segunda oportunidad, entender que no siempre estás 100% enamorada de tu pareja y que merece la pena luchar por tu matrimonio o por remontar el amor por tu pareja, y hay gente a la que le funciona y consigue solucionar sus problemas de pareja.
No hay que tirar la toalla demasiado pronto, pero también es fundamental no prolongar la agonía, ver cuándo las cosas no tienen solución, que ni tú ni él tenéis ganas ni energía para cambiar la situación y que hagáis lo que hagáis, lo vuestro no tiene arreglo. Decir adiós definitivamente, reconocer ese desamor, a veces puede ser un alivio, y hay que verlo como un nuevo inicio en tu vida.
Dar el paso de decir adiós, hablarlo con tu pareja, decidir cómo va a ser la ruptura requiere muchas dosis de paciencia, la cabeza bien fría y saber comportarte como un adulto. Spoiler: el divorcio sacará lo peor de ti mismo y ni tú misma te reconocerás en esa persona amargada e histérica en la que te has convertido y no entenderás cómo podías estar enamorada de alguien que ahora solo te hace daño con sus palabras.
Pero todo se supera, es cuestión de tiempo y de esfuerzo poder reconciliarte con quién eres, incluso con tu ex-pareja para tener una relación amistosa, para entender que la relación que tuviste valió la pena por los años buenos, y poder dejar atrás lo malo (en estos casos, tener mala memoria es un punto a favor).
Cosas que me ayudaron a superar el divorcio
No hay receta mágica, y supongo que lo que les sirve a unas personas no les servirá a otras. Pero hay algunas cosas que me ayudaron a superar el divorcio.
- Hablar con gente de confianza. Una madre, las amigas, están ahí para escuchar, también me ayudó a hablar con gente que había pasado por lo mismo, que lo había pasado fatal pero ya había salido adelante. Muchas veces lo único que necesitaba era desahogarme, soltarlo todo, para empezar a sentirme mejor. Tampoco hay que prolongar innecesariamente esta fase. Recrearme en todos mis errores o en todos sus errores, criticar a mi ex hasta el hastío, solo hacía que me quedara atascada en el hoyo en lugar de tirar para delante, realimentaba la rabia y el dolor que sentía.
Reorganizar mi vida. Una de las peores cosas de un divorcio es que todo se tambalea: dónde voy a vivir, cómo será la custodia de los niños, cómo planificar mi futuro financiero eran cuestiones que me impedían dormir y me llenaban de pensamientos negativos durante las 24 horas del día. Hacer números, aclarar dudas con un abogado, llegar a un acuerdo con tu ex bueno para los dos, establecer una negociación sana, en la que no haya perdedores ni ganadores, en la que cedas cosas para que el otro también las ceda, es bueno para cerrar las heridas y me ayudó a tranquilizarme y a ver el futuro de manera más positiva.
Llenar mi día de momentos buenos y tranquilos. Cuando más negro lo ves todo, en la peor fase de la ruptura, hay que empezar con cosas sencillas. Así que me dediqué a hacer cosas que me ponen de buen humor fácilmente, como ver una peli tonta, comer helado, salir a dar un paseo, meditar, leer un libro, hacer algo de deporte o a centrarme más en el trabajo. Ocupar mi mente para que mi día no fuese totalmente negro sino que hubiera algo que me permitiera relajarme y olvidar los pensamientos negativos durante un rato.
Probar a hacer cosas nuevas. Estar sola tiene sus cosas buenas, como atreverme a hacer eso que siempre he querido probar pero que nunca he encontrado el momento para hacerlo: clases de cocina, un nuevo deporte, incluso viajar sola son actividades que me hacían ilusión y que daban un motivo para levantarme por la mañana con alegría.
Mimarme. Me he cuidado más que nunca: caprichos en forma de vestido nuevo con el que me veía divina, comprar un perfume para dar aroma nuevo a mi nueva yo, acudir a un masajista, probar ese cosmético que siempre me había llamado la atención pero que me resistía a comprar por el precio o, ¿por qué no? descubrir todo el placer de algunos juguetes sexuales.
- Abrir mi círculo de amistades. A todos nos pasa que según cumplimos años nos vamos cerrando en nuestra rutina diaria y cada vez coincidimos menos con nuestros amigos de siempre. Con el divorcio he conseguido volver a quedar más con mis amigas (ellas también lo estaban deseando), me he reencontrado con gente de mi pasado para hacer planes, y he conocido a gente nueva porque nunca es demasiado tarde para hacer amigos nuevos. He intentado apuntarme a todos los planes, porque nunca sabes cuándo te lo vas a pasar genial.
- Descubrí que sola se está genial. Llevaba con pareja prácticamente toda mi vida. No he sido nunca una persona soltera. Así que ahora estoy disfrutando de mi independencia y construyendo una red social más amplia, más variada. Porque el amor (romántico) no es la antítesis de la soledad.
- Y una nueva relación ¿para cuándo? Por mi parte, no hay prisa. Con los años creo que nuestra maleta se va llenando y nos cuesta más encontrar a alguien que encaje de nuevo con todo lo que queremos. Tampoco hace falta que firmemos un voto de castidad. No hace falta que sea el amor de tu vida para pasar un buen rato. Y aunque parezca difícil hacerlo con alguien que no sea tu pareja de siempre, te hace darte cuenta de que la vida sexual puede estar llena de primeras veces.
No creo que exista una receta mágica para superar el divorcio. Sin embargo, si antes hacía recuento de mis días y todos me parecían grises y tristes, ahora hecho la vista atrás a las últimas semanas, del presente y de los planes que tengo para los próximos meses y veo que estoy llenando mi vida de momentos divertidos y apetecibles, lo cual es lo más parecido a la felicidad que he encontrado en la vida.
Fotos | Come, reza, ama; Divorcio
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