Hacer un trío es una fantasía bastante frecuente (en hombres y en mujeres, ojito, que no solo ellos quieren) y en ocasiones nos planteamos convertirla en realidad. A pesar de su fama (y de que no es nada infrecuente) suelen surgir dudas en torno a esta práctica, especialmente a la hora de adentrarnos en ella en pareja. ¿De verdad un trío es para mí? Donde comen dos, ¿comen tres… bien?
Vamos a empezar con obviedades: está claro que** nadie mejor que tú para saber si quieres o no** quieres, si te apetece o no… pero a veces me encuentro con personas que aún no lo tienen claro y temen “meterse en algo que no les guste”.
¿Tienes dudas?
Si no lo terminas de tener claro aquí van algunas reflexiones que pueden ayudarte a tomar una decisión:
¿Es terreno fantasía o es algo que quiero hacer? Las fantasías no siempre son cosas que nos apetece llevar a la vida real, puede ser que se trate de algo que nos excite y listo, no por ello hay que llevarlo a cabo. El mejor punto de partida es tener claro si es de una categoría o de otra.
¿Qué es lo que te excita de realizar un trío y qué no te gusta nada de esa idea? Teniendo claro estos dos puntos partimos de una visión más realista del asunto, mucho más que si simplemente nos dejamos llevar por la “pura fantasía” o la idea general que nos hemos hecho.
¿De qué manera te gustaría participar en el trío? Es decir, piensa hasta qué punto quieres participar con las otras dos personas en determinadas actividades. Un trío se puede hacer de muchas maneras, y quizá no todas sean de tu agrado, de ahí que resulte interesante de antemano saber nuestro punto de implicación deseado.
¿Qué es lo que más miedo te da de realizar un trío? Los miedos son irracionales y en la mayoría de los casos mucho peores de lo que luego sería la realidad. Lo mejor es tener claro qué nos da "yuyu" e intentar elaborarlo de manera racional: ¿de verdad me da tanto reparo esto? ¿Qué es lo peor que puede pasar en esa situación que temo? ¿Sería terrible y letal o habría solución? Ubicando los problemas los hacemos más manejables y por tanto hace que podamos tomar decisiones de manera más libre y consciente.
¿Qué pasa si descubro que no me gusta en mitad de la acción? Uno de los temores que a veces nos encontramos es la sensación de “no salida”, que esto sea algo blanco o negro: si empiezo, tengo que terminar. Pero no es así, en el sexo nunca nada debería ser así: uno puede parar cuando le venga en gana, y no pasa nada, faltaría más.
En esto de los tríos, como en otras muchas cosas de la vida, por no decir todas, las expectativas que llevemos pueden jugarnos una mala pasada. Analízalas y hazlas más terrenales: el sexo es sexo, no es porno.
Un trío con tu pareja… ¿un problema?
Esta es una de las dudas o cuestiones que más a menudo escuchamos al respecto: ¿hacer un trío puede estropear mi relación? Pues mira, sí… o no, la realidad es que depende de qué tipo de relación tengamos, de cómo lo enfoquemos, de cómo lleguemos a esa decisión, etc.
En consulta he visto parejas absolutamente monógamas que no funcionaban, parejas totalmente abiertas que estaban fenomenal, parejas en las que un trío no tenía cabida y parejas en las que un trío era algo muy muy deseado... eso es algo que dependía de las reglas que cada una de ellas había consensuado.
En una relación la comunicación es algo fundamental, y en cuanto al sexo más: debemos hablar de qué queremos, de cómo lo queremos, de nuestras fantasías que deseamos realizar y de aquellas que jamás haríamos pero que nos ponen indomables…
Con la confianza y la intimidad como base, con la certeza de que estamos trabajando constantemente para que nuestra relación esté estupenda, podemos abordar tranquilamente cualquier tema. Así es como se llegan a decisiones que funcionan… o así es como podemos garantizar que si la decisión no era la más acertada para nosotros eso no significa que sea letal para la pareja, sino que lo afrontaremos juntos.
Llegar a un trío desde la presión, hacerlo porque “creemos que puede ser bueno para nuestra pareja” a pesar de no estar convencidos de ello es la receta perfecta para el desastre, tenlo en cuenta.
Si os planteáis participar en pareja aquí van otras tantas reflexiones que pueden ayudaros a “aclarar la mente”:
¿Qué tipo de trío me apetece más? ¿Y a mi pareja?
¿Cómo creo que me sentiré al ver a mi pareja con otra persona?
¿Temo que mi pareja disfrute más con la otra persona que conmigo?
¿Hasta qué punto quiero participar en determinadas actividades o hasta qué punto me sentiría cómodo al ver a mi pareja participando en determinadas actividades?
¿Vamos a contarlo? Esto que parece algo sin mucha importancia a veces se puede convertir en motivo de discusión si no lo tenemos cerrado de antemano.
Y la clave: ¿cuáles son nuestros límites como pareja? Este punto es fundamental: dejad bien delimitados los límites por ambas partes, así eliminamos incertidumbres y por tanto temores, así tenemos más claro qué va a suceder y a qué podemos atenernos.
Con tantas reflexiones puede que estés pensando que si verdaderamente es tan complicado esto de hacer un trío… pero eso depende de la persona. Aquí te he contado qué podemos hacer en caso de dudas, pero si no las tienes y lo ves claro, estupendo, a por ello.
El día D a la hora H… lo mismo llegan los nervios. Es bastante frecuente llegar con ciertos nervios al momento, por mucho que sea algo que deseamos (nunca mejor dicho) y que tengamos megapreparado. No te preocupes que es normal. Respira, recuérdate por qué lo vas a hacer y… disfruta.
Fotos: You Me Her
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