Hablar sobre que la sociedad nos presiona para tener pareja en pleno 2019 puede casi sonar a queja vacia. ¿Cómo van a presionarnos si ahora podemos elegir casarnos o no, tener hijos o no tenerlos, ser monógamos o poliamorosos? Quién va a poder decirnos si debemos o no tener pareja y obligarnos a dar explicaciones por ello y, casi, a justificarnos. Parece algo totalmente contradictorio y, sin embargo, ocurre.
Durante los últimos dos años he tenido pareja estable, pero rondo ya los 32 y antes de él, no tuve ninguna relación seria ni duradera en 5 años. Esto quiere decir que, desde los 25 hasta casi los 30 no tuve pareja, en una edad en la que todo el mundo la tiene, tus amigas empiezan a casarse y la maternidad empieza a rondar sobre tu grupo social.
Y tú, ¿ya tienes novio?
Los primeros meses y años los comentarios, siempre desde la buena intención, me decían que "haces bien, tú ahora disfruta, ya tendrás tiempo" o "eres joven, tienes tiempo de conocer a alguien". Pero según fue pasando el tiempo, mi edad avanzaba hacía los 30 y pasaba más tiempo soltera las frases fueron cambiando: "con lo mona que eres, no sé cómo no tienes pareja" - nada de plantearse que porque yo no quería -, o "¿no será que eres muy exigente?" eran algunas de las perlas que escuché.
Por supuesto, ante cualquier reunión familiar me sentía cuál Bridget Jones entrando en casa de sus padres en Navidad, sabiendo que va a ser cuestionada sobre su vida romántica: "Y tú, ¿ya sales con alguien?" "¿para cuándo pareja?" "mira que yo quiero ir a una boda". Todas ellas frases reales que tuve que escuchar y responder amablemente. Por suerte para mí, nunca nadie intentó juntarme con algún conocido. Aunque sí era debidamente informada sobre cuáles de los nuevos hombres que conocia estaban solteros.
Cuando he hablado sobre este tema con mis amigas - y amigos - solteras, he descubierto que no es algo que me pasara únicamente a mí. No es de extrañar, por tanto, que algunas investigaciones encuentren que, especialmente en el caso de las mujeres, estar soltera todavía suponga cierto estigma social.
En ocasiones, las presiones no son directas, sino que las recibimos de manera indirecta: todas nuestras amigas tienen pareja, empieza a irse a vivir juntos, se casan o comienza a tener hijos - o a planteárselo -. La música nos recuerda que sin amor no somos nada, y la televisión se encarga de señalarnos lo importante que es que encontremos a alguien. Incluso en las películas en las que se celebra la soltería - y se critica la presión social asociada esta - la protagonista siempre acaba encontrando pareja.
Mañana es el Día de San Valentín y, aunque en nuestro país no se celebré tanto como en los anglosajones, nuestras series favoritas nos muestran lo triste que es no tener pareja para esta fecha tan señalada y tener que pasarla solas. Jess, de New Girl, montaba un club de solteros o Robin de How I Meet Your Mother reunía a todas las mujeres de su trabajo vestidas de púrpura para demostrar lo poco que les importaba San Valentín, pero en realidad todas ellas querían - y acababan teniendo - una cita.
Más allá, muchos de los planes sociales existentes no están preparados para hacerlos en solitario. Ir al cine, a un concierto, hacerse una escapada o, simplemente, a comer o cenar solas para algunas personas todavía resulta raro o incómodo.
No basemos nuestras decisiones en lo que los demás esperen de nosotros
Uno de los efectos negativos de esta presión social puede ser la urgencia por encontrar pareja de una vez. Y ya sabemos que las prisas nunca fueron buenas, y mucho menos en los asuntos del corazón. Para algunas personas la soledad es algo que se tienen que quitar de encima cuánto antes y la presión social puede empeorar esta situación, haciendo que nos involucremos en relaciones sentimentales por no estar solas o porque también necesitamos tener a alguien.
Iniciar una relación sentimental por necesidad nos pone en un lugar de debilidad, ya que si necesitamos tener a alguien para sentirnos bien, toleraremos cualquier cosa - incluso relaciones poco saludables - solo por no estar solas.
Por ello, es el momento de ignorar la presión social, y es qué, cómo dicen Aitana War "yo decido el cuándo, el dónde y el con quién". Debemos pensar en nosotras, tener claro que es lo que queremos nosotras, cuándo lo queremos y con quién lo queremos. El estado de tu vida sentimental no es, ni será nunca, asunto de nadie y nadie tiene, por tanto, derecho a juzgarla.
Imágenes | How to be single, Giphy
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