Hace un año compramos un sofá nuevo en casa, pagamos un extra por un tejido anti-arañazos con idea de evitar las fundas que no me gustan. Pero bueno, no voy a entrar en detalles pero no funciona como esperábamos. Mi gato (no se como) encontró la manera de arañarlo de tal manera que el frontal es un desastre, parece que nuestro sofá tenga diez años en lugar de 12 meses.
UTSÅDD Rascador gato
Por suerte, solo le ha dado por un lateral del sofá y es fácil de disimular siendo una zona tan localizada. Al principio opté por rascadores adhesivos pero la cosa no salió bien, hasta ahora que gracias a Ikea puedo taparlo mientras mantengo la decoración de mi salón, esa que tanto me ha costado materializar...
Se trata de un diseño de madera exterior con el interior de sisal, dos materiales naturales que le dan ese toque mediterráneo que tanto me gusta. Tiene la discreción y la elegancia justa para combinar con cualquier tipo de decoración mientras cumple su función: dejar que nuestro gato se desfogue.
Sinceramente, después de 9 años como madre gatuna, sin contar la cama que le compré el primer día y que jamás usó, es la primera vez que compro algo para mi gato que no estropea toda mi decoración y además a buen precio, por 19,99 euros. Así que gracias Ikea.
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Fotos | @paulaordovas, Ikea
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