Llevamos un tiempo oyendo hablar de la llegada a nuestras vidas de las pantallas flexibles. Son varias las marcas que ya han presentado sus prototipos y trabajan para poder sacar sus productos al mercado lo antes posible. Sin embargo, un mar de dudas se nos presenta a la hora de pensar en esta tecnología. ¿Es duradera? ¿Y rentable? ¿Por qué se está demorando tanto?
Hace unos meses, Samsung tenía miles de unidades listas para sacar a la venta de su primer smartphone plegable: el Samgung Galaxy Fold. Sin embargo, por fallas en su funcionamiento que fueron detectadas poco antes de su lanzamiento, este tuvo que ser retrasado. Se cree que podría salir a la venta en septiembre, aunque todavía no hay una fecha confirmada.
Algo similar ocurre con el Huawei Mate X que, cinco meses después de su presentación oficial en el Mobile World Congress 2019, sigue sin saberse cuándo estará listo para poder comercializarse.
El primer móvil plegable
No obstante, ya se puede comprar el primer smartphone plegable del mercado, un título que ostenta el Royole FlexPai, un terminal propiedad de una empresa china llamada Royole.
Aunque, a juzgar por las reseñas de aquellos que lo han podido probar, parece que no nos encontramos ante uno de los móviles del año y ser el primero es de lo poco que pueda presumir.
Uno de los principales problemas que presenta es que la pantalla se pliega hacia afuera, así que se encuentra expuesta en todo momento. Además, el panel solo está protegido por una fina lámina de plástico que se raya incluso con las uñas. Una característica, la de estar protegida solo por una lámina de plástico, que parece compartir con los modelos de Samsung y Huawei.
El primer televisor enrollable
En la búsqueda de un televisor de gran tamaño que sea lo menos intrusivo posible, LG presentó a principios de año un nuevo televisor con panel OLED enrollable: el modelo Signature OLED TV 65R9.
En la foto que abre este apartado se pueden apreciar los tres estados en los que es posible utilizar este modelo: uno para la escucha de música; otro para acciones que no requieran toda la pantalla como consultar la hora, el tiempo o mostrar fotos y la posición de tele normal.
Por el momento, LG no ha desvelado cuándo llegará a las tiendas este televisor ni qué precio tendrá.
¿Cómo es posible?
De primeras, oír hablar de aparatos electrónicos que se pueden doblar o enrollar porque son flexibles suena a brujería pero se trata de ingeniería y no tan novedosa. De hecho, la tecnología que lo permite existe desde hace hace una década.
Y, a pesar de lo que pueda parecer, la pantalla no es el principal problema a la hora de fabricar este tipo de dispositivos sino que el resto del aparato también ha de ser flexible.
La pantalla
La pantalla se sirve de tecnología OLED, unos diodos orgánicos capaces de emitir luz. Con respecto a los paneles LED o LCD, estas capas orgánicas se diferencian en que son más delgadas y pueden doblarse más fácilmente.
Como el cristal no permite doblarse, los paneles OLED se colocan sobre una capa de plástico y ahí empiezan los inconvenientes que han hecho que los teléfonos flexibles no se encuentren todavía en nuestros bolsillos.
El desafío
Para empezar, el no poder utilizar un material duro aumenta las probabilidades de que la pantalla se raye o estropee con el paso del tiempo. Además, la vida útil de los diodos OLED es menor y son más vulnerables a la humedad.
La misma debilidad se encuentra en la parte de la bisagra ya que, con el uso, doblar el dispositivo puede acabar provocando algún tipo de fallo.
Estos no son los únicos escollos que los fabricantes tienen todavía que superar. También han de minimizar al máximo el hardware en el caso, por ejemplo, de los teléfonos, para que no sean muy pesados ni grandes. Algo que suele encarecer los precios y añade el reto de mantener el balance entre calidad y precio.
Con este panorama, puede parece que queda mucho trabajo todavía por delante pero hace falta ver el camino con la perspectiva del que se ha recorrido hasta llegar a este punto. Ha hecho falta crear un adhesivo óptico que conecte todas las capas del sensor táctil entre ellas y con los paneles OLED. Así como desarrollar circuitos eléctricos que no se estropeen al doblarse...
Lo que sí hay que tener claro es que, probablemente, la durabilidad de un aparato de este tipo sea inferior a la de uno convencional. Al fin y al cabo, los fabricantes han tenido que apostar por tecnologías cuyo desarrollo aún no está lo suficientemente avanzado y que podría no estarlo hasta varios modelos después de los primeros que lleguen al mercado.
Fotos | LG, Royole, Samsung y Huawei