Las pulseras cuantificadoras o de actividad han llegado para quedarse. Basta con echar un vistazo a nuestro alrededor para que ver que quien más o quien menos lleva una de ellas alrededor de su muñeca.
Tanto es así, que mientras escribo esto, mi pulsera cuantificadora acaba de recordarme que llevo una hora sin moverme y es hora de dar algunos pasitos para ponerle remedio. Muchas de estas pulseras cuentan con opciones para volverlas más bonitas y ser un complemento de moda más.
Sin embargo, son mucho más que eso y pueden ayudarnos no solo a mejorar nuestra forma física, sino también a tener un estilo de vida más saludable, a perder peso o reducir nuestros niveles de estrés y ansiedad. Para ello es importante que sepamos sacarles partido.
Para qué queremos la pulsera cuantificadora
Para poder sacarle el mayor partido posible, lo primero que necesitamos saber es para qué queremos la pulsera exactamente y así poder comprar la que mejor se adapte a nuestras necesidades. Algunas de nosotras realizaremos un deporte muy concreto en el que querremos mejorar y para ello necesitaremos conseguir que nuestros entrenamientos sean lo más eficientes posibles.
En esos casos, quizás sea mejor alejarnos de las pulseras cuantificadoras y hacernos con relojes deportivos. Sin embargo, los objetivos de la mayoría de nosotras serán más modestos y es ahí donde las pulseras cuantificadoras pueden ayudarnos.
Si nuestra intención es comenzar a caminar un poco más, controlar las calorías que quemamos con nuestros deportes favoritos, el tiempo real que les dedicamos, o incluso recibir notificaciones que nos recuerden beber agua, o poder registrar nuestro patrón de sueño para intentar mejorarlo, este tipo de pulseras son ideales.
Cómo sacar partido a las pulseras cuantificadoras
Una de las cosas más básicas e importantes a tener en cuenta para sacar el mayor partido a las pulseras de actividad es asegurarnos de que la adaptamos a nosotras y a nuestras necesidades. Para ello, es importante que fijemos nuestro sexo, nuestra edad, altura y peso.
Además, la mayoría de estas pulseras, nos permiten fijar unos objetivos y en base a ellos la pulsera nos ayudará a monitorizar nuestra actividad, además de a valorar y conocer cuáles son nuestros avances.
A la hora de colocarnos la pulsera, más que nuestras preferencias por dónde llevar el reloj, importa cuál es nuestra mano dominante. En este caso, para sacar mayor provecho de las pulseras y asegurarnos de que monitorizan bien nuestra actividad, es que la llevemos en la mano no dominante.
Si la usamos siempre que hacemos actividad física, salimos a caminar o, incluso, dormimos, obtendremos los mejores resultados y más completos que estas pulseras pueden darnos.
Pero lo más importante de los registros y datos sobre nuestra actividad y nuestro sueño que nos dan este tipo de pulseras es lo que hacemos con ellos. Una vez que la tenemos, que hemos añadido nuestra información y la llevamos en la muñeca correcta, el siguiente paso es intentar cada día completar los objetivos marcados, ir aumentando esos objetivos y asegurarnos de, así, hace un buen uso de la pulsera.
Imágenes | Fitbit
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