Es una realidad que nos encanta vernos monísimas en redes sociales sin tener que abrir siquiera el cajón del maquillaje. No hay bad hair day que un buen filtro beauty de realidad aumentada no pueda solucionar. Puede que, en la vida real, nos sintamos hechas un cuadro muchos días pero un par de golpes de dedo sobre la pantalla del móvil siempre nos separan de nuestra mejor versión. O, al menos, de la que pensamos (o nos han hecho pensar) que lo es. Sin embargo, camuflado entre lo lúdico se esconde un precio a pagar que se ha bautizado como "dismorfia de snapchat" (recordemos que esta fue la primera app en incorporar las máscaras digitales) y cuyos posibles efectos ya lo estudian en revistas médicas. Ahora, un filtro se ha propuesto luchar contra esta problemática antes de que sea demasiado tarde.
Se trata de un filtro llamado "Filter vs. Reality", creado por la usuaria de Instagram Faye Dickinson, que retoca solo una mitad de la cara y deja la otra parte al natural para que pueda apreciarse la diferencia de forma explícita y en contraste. La actriz británica Jameela Jamil, muy implicada en denunciar la presión que las redes sociales ejercen sobre la imagen corporal, se ha unido a chicas de todo el mundo que ya lo están usando en esta red social y ha hablado en un post sobre cómo las máscaras que transformas el rostro de la misma manera en que lo haría un cirujano plástico "dañan a la gente que los mira, y lastiman a la gente que los usa porque es difícil aceptar tu cara real en el espejo después de que estas versiones digitales de tu cara y cuerpo se hayan convertido en tu norma cotidiana".
Aunque todavía se estudia si usar filtros de este tipo puede provocar un trastorno dismórfico corporal en los usuarios de redes sociales (un trastorno que antes se conocía como dismorfofobia y que está relacionado con una preocupación extrema o excesiva por nuestra imagen corporal llegando a ser obsesiva y patológica), en Estados Unidos, el 55% de los cirujanos plásticos han notado un aumento en el número de pacientes que acuden a su consulta con el objetivo de parecerse más a sus personas pasadas por un filtro. Y es que los investigadores de un estudio publicado en la revista JAMA han observado que ya no queremos parecernos a los famosos sino a nuestra propia imagen distorsionada por la realidad aumentada.
De este modo, según refleja el mismo estudio, las intervenciones más demandadas son aquellas para corregir la asimetría facial, la caída de los párpados, las arrugas, el aspecto de la nariz y aumentar el tamaño de los labios. Esto ha llevado a que en Inglaterra se prohíba el uso de este tipo de filtros cuando se haga publicidad en Instagram para marcas.
El uso de "Filter vs. Reality" con la canción Scars to Your Beutiful de Alessia Cara se ha convertido en una tendencia viral de Instagram para mostrar mediante reels el rechazo hacia la parte retocada y aceptar la belleza imperfecta de un rostro natural.
Fotos |@embracing_reality y @jameelajamilofficial
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