Tenemos una nueva cita con TVE los miércoles. La cadena pública acaba de estrenar "Las Abogadas", una serie que ha despertado la curiosidad de miles de espectadores por tratarse de una historia real que sucedió en España. La serie nos transporta a la España de 1964 para retratar los inicios y la trayectoria profesional de cuatro mujeres que, a través de su labor jurídica y su firme compromiso político con la libertad, resultaron fundamentales para el cambio social y la transición hacia la democracia en España.
Mientras que los nombres de Manuela Carmena, Paca Sauquillo y Cristina Almeida pueden sonar familiares, pocos conocen la historia de Lola González, una mujer valiente que desafió al régimen franquista y pagó un elevado precio por ello. Te contamos más detalles.
¿Quién fue Dolores González Ruiz?
Dolores González Ruiz, conocida como “Lola”, nació en León en 1946 en una familia acomodada dedicada al comercio. Después de completar sus estudios de bachillerato en Madrid, ingresó en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense en 1964, en pleno auge de las tensiones sociales y políticas del país.
El clima político en España era sombrío y opresivo. Los ecos del Mayo del 68 en París y el descontento entre los estudiantes universitarios resonaban en la lucha contra la dictadura. Lola no fue ajena a este compromiso, militando en el clandestino Frente de Liberación Popular (FELIPE), donde conoció a Enrique Ruano, con quien mantuvo una relación sentimental, y a Javier Sauquillo, uno de sus más cercanos amigos.
Así fue la detención y la tragedia
El 17 de enero de 1969, Lola y Enrique fueron detenidos junto a otros compañeros, Abilio Villena y José Bailo, por la Brigada Político-Social, la policía secreta del régimen. Durante el registro, les incautaron documentos considerados "subversivos" y las llaves de un piso donde se ocultaban otros militantes. Fueron trasladados a la Dirección General de Seguridad (DGS), en la Puerta del Sol, donde estuvieron detenidos e interrogados durante tres días.
El 20 de enero, Enrique fue llevado por la policía para realizar el registro del piso, a pesar de que las llaves las tenía Lola. Enrique tenía entonces 21 años y nunca regresó. Según la versión oficial, Enrique se arrojó voluntariamente desde una ventana del séptimo piso, aunque muchos, incluida Lola, siempre creyeron que fue asesinado. La tragedia conmocionó a la sociedad y provocó una oleada de protestas que el régimen intentó sofocar con mano dura. Lola quedó devastada por la pérdida de Enrique, pero continuó con su lucha.
Una superviviente de Atocha 55
Tras su absolución por el Tribunal de Orden Público (TOP), Lola continuó sus estudios, se licenció en Derecho y dedicó su vida a la defensa de los derechos de los trabajadores, los estudiantes y las asociaciones vecinales. Años después, se casó con Javier Sauquillo, su compañero de lucha y el mejor amigo de Enrique.
Su vida volvió a verse sacudida por la tragedia el 24 de enero de 1977. Esa noche, tres pistoleros de extrema derecha irrumpieron en el despacho de abogados de Atocha 55 y abrieron fuego contra los presentes. Javier fue asesinado y Lola resultó gravemente herida. Una bala perforó su mandíbula y quedó alojada cerca de su médula espinal, dejándole secuelas de por vida. Sin embargo, la herida más profunda fue perder a Javier, ocho años después de haber perdido a Enrique. Ese día, cinco personas murieron y cuatro fueron gravemente heridas.
Lola sobrevivió, pero las dos tragedias marcaron el resto de su vida. En enero de 2015, Lola falleció a los 68 años. Al igual que sus dos grandes amores, murió en un frío mes de enero. Se dice que, aquejada por una grave enfermedad, dejó de luchar.
Fotos | RTVE
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