La presentación de las primeras colecciones de moda comenzó en los salones parisinos a finales del siglo XIX, allá por 1858. Charles Frederick Worth - un francés de origen británico a quien se considera el padre de la haute couture -, comenzó a enseñar a su distinguida clientela una selección de patrones de sus nuevas creaciones a los que llamó "colección". También fue el primero en presentar sus creaciones sobre maniquíes de carne y hueso.
Worth contribuyó al nacimiento de la creación de la Chambre Syndicale para la confección y costura de señoras y jovencitas. Esta asociación profesional fundada en 1868 nació con el objetivo de contribuir a desarrollar la industria de la moda en Francia. Todavía hoy vigila la utilización de la etiqueta Haute Couture que sólo pueden utilizar sus miembros. Esta organización también indica el número de looks que se han de presentar durante los desfiles.
El término Haute Couture es un apelativo jurídico protegido que responde a los siguientes criterios: El trabajo ha de ser realizado a mano en un taller donde se trabajan la telas fluidas para los vestidos camiseros o vestidos de noche, y luego también tiene que haber otro taller para los trajes estructurados donde se confeccionan los pantalones, las faldas y las chaquetas.
Todas las prendas han de ser únicas y realizadas a la medida. En el desfile de cada colección tienen que presentarse, como mínimo, veinticinco looks (en vez de los cincuenta, como venía siendo habitual hasta hace algunos años); el diseñador tiene que tener un padrino. Es decir, que como ocurre con los toreros, necesita que otro diseñador de consolidado prestigio y trayectoria, le de la alternativa. Por último, es imperativo que la firma participe, como mínimo, al menos en dos desfiles al año.
Antes de ser admitido, hay que desfilar durante dos años como miembro invitado por algún diseñador de Haute Couture. Los diseñadores extranjeros, a los que se conocen como “corresponsales” pueden ser invitados a desfilar.
Aunque el precio de los modelos pueda parecer extremadamente elevado, no lo es tanto si se tienen en cuenta que para la realización de una de estas prendas, por ejemplo un vestido de novia bordado, se requieren aproximadamente unas mil trescientas horas de trabajo, y setecientas horas para dar vida a una capa de plumas.
Sin embargo, aunque parezca mentira, no es a través de las colecciones Haute Couture con las que las grandes firmas crean su riqueza. La cifra de negocios de la Haute Couture sólo representa un 1% de sus beneficios. Existen porque posicionan y mejoran la imagen de marca de la firma.
Al principio, estas presentaciones de moda reservadas para clientes pudientes se solían celebrar en residencias privadas o en los salones de las maisons de couture. Poco a poco fueron ganando en cuanto a la puesta en escena se refiere con decorados más cuidados, y con la introducción de una agradable música de telón de fondo con el propósito de que se convirtieran en una experiencia y en toda una fiesta de la moda.
La segunda guerra mundial y la ocupación de Francia por los nazis cortaron de raíz todas estas manifestaciones. Sin embargo, en Nueva York y gracias al impulso de Eleenor Lambert se funda la Press Week en 1943 cuya finalidad consistía en promocionar el diseño de moda americano. Un evento al que sólo podían asistir la prensa especializada. Durante su primera edición sólo pudieron acceder 53 editores de moda, en la actualidad son más de 150 los invitados que se desplazan hasta allí para la ocasión.
El éxito de la Press Week neoyorquina anima al aristócrata italiano Giovanni Battista Giorgina quien en 1952 organiza una serie de presentaciones de moda de marcas italianas en el palacio Pitti de Florencia.
En 1957, los desfiles en Florencia alcanzan tal éxito que la ciudad no tiene capacidad suficiente para poder acoger a toda la masa de personas que se desplazan para asistir a los mismos. Por este motivo, el evento se transfiere a Milán.
En 1961 tiene lugar la primera presentación de moda en Londres para dar a conocer el movimiento vanguardista mod. Hubo que esperar hasta el año 1973 para que se creara oficialmente la Semana de la Moda parisina en Versalles. Para recaudar fondos para la restauración del castillo, cinco grandes marcas francesas de la talla de Dior, Yves Saint Laurent, Givenchy y Oscar de la Renta organizaron en noviembre de ese año un desfile.
1975 es el año de la creación oficial de la Settimana Della Moda en Milán con el apoyo de la Cámara Nacional de la Moda Italiana que fue quien estableció el primer calendario oficial.
En 1984 comienzan los desfiles en Londres. Lo que recuerda a la Fashion Week londinense tal y como la conocemos en la actualidad comenzó en un parking situado en el oeste de Londres. Con el apoyo de la edición inglesa de la revista Vogue, el gobierno británico aceptó el patrocinió de este vento que puso en escena a jóvenes diseñadores como John Galliano o Betty Jackson.
En 1993, el Consejo de Diseñadores de Moda Americano anuncia la centralización de sus desfiles en el Bryant Park de Nueva York. Hasta esa fecha, habían tenido lugar en boutiques o en los talleres de los diseñadores, pero el derrumbe de un techo durante un desfile de Michael Kors precipitó esta decisión.
En 1994 la Semana de la Moda en París comienza a celebrarse en el Carrousel du Louvre. Con este anuncio, la Cámara Sindical de la Couture pretende simplificar los desfiles. En el 2007 se celebran más de 40 Fashion Weeks en todo el mundo. En el 2010 la Semana de la Moda de París abandona el Carrousel du Louvre, y la de Nueva York se instala en el Lincoln Center. La razón de estos cambios es que estas localizaciones se habían quedado pequeñas, y también porque el decorado a la hora de presentar un desfile resulta clave y en estos espacios se encontraban muy limitados.
En la actualidad, podemos decir que se celebran más de 140 Fashion Weeks en todo el mundo donde durante el tiempo que dura el show las grandes marcas del mundo de la moda y del lujo procuran trasladarnos a una tercera dimensión. Siempre magnificamente bien orquestados y reservando más de una sorpresa, los desfiles en las actualidad se han convertido en auténticos espectáculos, con puestas en escena que contribuyen a transmitir el espíritu de las marcas.
Algunos, como Chanel, alquilan las instalaciones del Grand Palais de París para que sus decoradores y estilistas reinterpreten sets que reproducen con todo lujo de detalles supermercados, brasseries, casinos, o terminales de aéropuerto. Dior, en cambio, sigue apostando por el reclamo del Louvre, pero en vez de desfilar en el Carrousel, prefieren montar espectaculares instalaciones - con todo el esfuerzo que eso supone tanto en lo relacionado con la realización como con el dineral que se gastan -, en la gran plaza que hay delante del museo. Prueba de ello es el espectacular túmulo de flores malvas que pudimos ver durante el que sería el último desfile de Raf Simons.
Lo que sí que suelen hacer cada vez más marcas es presentar sus colecciones cruceros en los países que han inspirado la colección en cuestión como la reciente colección Métiers d'Art de Chanel de París en Roma, la del año pasado París en Dallas, o la de años anteriores en Bombay, Edimburgo, Dallas, o Salzburgo en Austria.
Hemos procurado pasar revistas al nacimiento y evolución de los desfiles de moda. En una próxima entrada os hablaremos de los desfiles más espectaculares, aquellos que se grabaron de forma indeleble en la memoria y en los corazones de todos los fashionistas.
Fotos | Wikipedia, Nancy Bradfield, Charmaine Zoe
Vía | Fédération Française de la Couture
En Trendencias | Desfiles de Alta Costura
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