Miedo, horror en el hipermercado, más revivals rancios pero ahí están. Las gafas de cristales con espejo han vuelto. Ya te digo, huye antes de que lleguen cerca de ti. Primero fue la recuperación del ácido de las raves y ahora… ahora…
Volverán los monólogos al quedar con un amigo en un día soleado y solo verte a ti reflejado en el cristal de su gafa. Los mirones se parapetarán detrás de sus queridas gafas tintadas de colores sin que les pillen.
Las gafas volverán a llevarse en teatros, conciertos y en la ópera. Nadie sabrá que estás dormido salvo que te vean la babilla o te oigan hacer coros con los ronquidos. ¡Cuidado!
Solo encuentro un uso óptimo a estas gafas: que las más presumidas podrán tener un espejo encima a cada instante. Por desgracia, por más que vea estas gafas de cristales con espejo poco a poco en famosas como Jessica Alba o Selena Gomez y me oponga a su vuelta, tienen algo que acaban molando. El límite entre lo hortera y lo moderno es muy reducido. Y yo estoy muy confundido. Ray-Ban, sabemos dónde vives.
Fotos | Gtres
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