Si pasas de vestidos porque está harta de encontrarte a otra vestida igual que tú, o te resulta incomódisimo eso de ir de tiros largos, si no quieres pasar frío pero no quieres llevar abrigo, y quieres ser la más sofisticada del lugar: cambia el vestido por un buen esmoquin que nunca estará de más en tu armario.
Si te gustan los aires masculinos (no confundir con plantarse una corbata y una camisa blanca, a menos que seas Rachel Bilson), la dualidad, y el juego ambiguo, y envidias la suma elegancia de los hombres cuando van de fiesta porque además, no tienen problemas a la hora de decidir qué ponerse, la noche de fin de año es tu mejor excusa para lanzarte y probar qué se siente.
Y es que si existiera el calendario de la moda como existe el calendario chino, éste sería el año del tuxedo.
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