Lo anunciábamos hace unos días: las estilistas son las nuevas celebrities. Y entre ellas, además de las monopolizadoras, tipo Carine Roitfeld, coexisten en la sombra, en el purgatorio a medio camino entre la fama y el anonimato, una camada de jovencitas y no tanto, que desde un segundo plano mueven los hilos de las tendencias de manera casi inconsciente.
Emmanuelle Alt es inconfundiblemente parisina: alta, espigadísima, de facciones interesantes, y estilo cien por cien "voguette". No en vano es la mano derecha de Roitfeld al frente de la edición francesa de Vogue, dónde ejerce de directora de moda, y suele ser una de las espontáeas fijas que captan la atención de los nuevos paparazzis del estilo como The Sartorialist.
Alt es una de las musas de ese street style que surge de la nada durante las Semanas de la Moda.
Y seguramente ella lleva su estilo por bandera durante todo el año, pero es que en época de Fashion Weeks, Emmanuelle y sus análogas, salen de sus escondrijos para enseñarle al mundo que las verdaderas tendencias se forjan fuera de las pasarelas y que eso que vemos las revistas y que tan lejos se nos antoja, es una realidad.
Algo vaga y artificial, pero al fin y al cabo, verdad. Alt es bastante monolítica y unidireccional en cuanto a estilo, no tiene un sentido de la estética ecléctico y variado, y es que ya se sabe que las estilistas cambian de look de año en año. Éste, en la redacción francesa de Vogue, ha tocado "rollo Givenchy" y Emmanuelle ha pasado por todos sus escalafones.
Así que lo suyo es más bien cuestión de uniforme: pantalones pitillo, negro, blanco, botas altísimas o de media caña, pero siempre de tacón, y blazers o mini cazadoras. Y por supuesto, y como marca la jefa: pelo estudiadamente despeinado.
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