Si Nueva York es comodidad chic, Londres vanguardia y Cibeles….Cibeles, Milán es la elegancia excesiva (D&G) o recatada (Giorgio Armani). Y Prada es en todo esto el paradigma. El paradigma de lo antiguo pero innovativo, de lo clásico pero transgresor, de lo futurista pero nostálgico. Con la playa como hilo conductor la colección Primavera-Verano 2010 de Miucicia Prada no ha podido estar más lejos de la temática marina a la que estamos acostumbrados. Es decir, a lo ligero, fácil, y a las rayas.
Y las propuestas vistas en pasarela, una vez más, a priori, no han sido absolutamente nada propias de la casa.Pero esta no es ninguna novedad, porque el desconcierto es siempre la mejor baza de unafirma que al principio, descoloca, porque no sabes si te espanta o te maravilla lo que estás viendo, pero luego engancha y crea no solamente tendencia a largo plazo), sino historia de la moda.
El negro ha sido el color que ha abierto el desfile: bodies en seda a modo de bañadores retro, abrigos de verano sobre casi imperceptibles shorts, leggings efecto mojado y etéreos y mínimos vestidos con estampados de flores como pintados sobre acuarela.
Pero todo muy tecnológico. Yo lo llamaría tecnológico artesanal. He aquí el contraste. Según palabras de la propia Miuccia, ha llevado los negocios a la playa y ha querido simbolizar el contraste entre la opulencia y la vida real.
Los tejidos y los cortes son desde luego magistrales (las costuras ni se perciben) y muy contrastados: se busca un efecto rígido pero que fluya.
Y en los detalles, especialmente los zapatos, la diferencia acaba de marcarse.
E color hielo es el que cierra el defile y la prenda estrella son los tops de red a base de cristales (como el calzado), contrapunto perfecto a la delicadeza de una colección que dentro de lo femenenino de antaño, no solamente huele a pasado sino que está inmersa de lleno en el futuro: tiene lo mejor de ayer y la esencia de mañana. Y todo ello, dice la mamma, es un canto al optimismo.