Dicen del rojo que es el color de la violencia y la furia. Es también el color de Marte, de la sangre, y de la pasión; en política, se asocia a los comunistas y en banca, a que te has quedado "sin un duro". En China, es sinónimo de buena suerte y fortuna pero a la hora de vestirlo, es chillón y algo histriónico, pero también muy femenino.
El rojo tiene varias tonalidades: el bermellón, el escarlata, el carmín, el carmesí, o grana.Y entremedio de todos ellos: el cereza. Mucho menos intenso que el tono base pero muy majestuoso y perfecto para llevarlo solo. En abrigos, vestidos, faldas, y pantalones, pero también en zapatos, gorros, guantes y demás complementos para poner el contrapunto a un look dormido. Y este otoño-invierno pega mucho más fuerte que su hermano mayor, el eterno rojo Valentino.
En cuestión de tejidos también casa con todos, desde la piel, hasta la lycra, pasando por la gasa, el tafetán o la seda; liso, o con incrustaciones, dibujos o bordados; de por libre, o acompañado de blancos y negros.
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