Cuando vi los desfiles de este otoño-invierno 2009/2010 pensé que en septiembre nos esperaría en las tiendas una avalancha de prendas con estampado pata de gallo, ya que salieron muchos looks tanto en París como en Nueva York con esta tendencia.
Pero esas prendas se han hecho esperar, ya que son más propias del frío invierno que del templado otoño (incluso caluroso, como el de este año). La realidad es que esas prendas están empezando a llegar ahora a las tiendas.
De cara a noviembre, Zara, Mango y Blanco tienen unos cuantos vestidos y chaquetas con uno de los estampados tan típicamente inglés como los cuadros escoceses. Y es que la inspiración británica suele reservarse para el invierno: el tweed, la lana y los looks de campiña suelen volver invierno si, invierno también.
Al igual que el estampado pata de gallo. Si guardamos alguna prenda así en el armario sabemos que tarde o temprano la podremos rescatar de nuevo.
En mini vestidos en blanco y negro quedan muy sesentero, al estilo del desfile de Preen.
Mi opción favorita para llevar el estampado pata de gallo es en chaquetas. Resultan sobrias y permiten llevarse con distintos estilos de ropa, desde el más clásico al más rockero.
En principio, los tonos blancos, negros y grises son los más fáciles de acompañar a la pata de gallo, aunque Miriam Ocariz lo mezcla con rojo y resulta una buena manera de animarlo y rejuvenecerlo.
DKNY consigue un perfecto look de oficinista con sus conjuntos recatados en tonos grises, verdes y rojos.
Stella McCartney demuestra que las faldas con estampado de pata de gallo pueden quedar realmente sexys.
Y en las pasarelas, el que más llevó al extremo este estampado fue sin duda Alexander McQueen, que lo utiliza desde la cabeza (con sus sombreros) hasta los pies (en zapatos), pasando por leggings de pata de gallo. Evidentemente, al 100% resulta un estampado un poco excesivo.
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