Temporada tras temporada, los principales gurús de la moda, los coolhunters y las revistas de moda se ponen de acuerdo en lanzar las propuestas que estarán en la calle. Los diseñadores proponen pero…¿qué hace el consumidor?
En el final de esta temporada, ya inmersos en las rebajas, es el momento de analizar las tendencias que NO han triunfado, a pesar de su machacona insistencia en los medios. ¿Sabes cuáles son?
China girl
Si bien es cierto que el epicentro de la economía mundial se está moviendo hacia Asia y los diseñadores cada vez hacen más guiños a China, lo cierto es que los kimonos lanzados por Dries Van Noten, las camisas con cuello mao de Louis Vuitton o los estampados florales de Paul Smith no han tenido su traducción en la calle. Salvo contadas ocasiones, esta propuesta no deja de parecer, a ojos de un occidental, un disfraz de opereta china.
Seventies
Con la excepción del color block, la vuelta a los setenta no ha sido todo lo exitosa que en un principio se suponía. El flúor solo ha sido visto entre los más fashion victims, los pantalones acampanados achatan y los estampados psicodélicos son difíciles de combinar. Si añadimos el pelo frito y cardado y las crónicas de las que eran jóvenes setenteras y los años que tardaron en recuperar su melena lisa y sana, he aquí el quid de esta falta de sintonía con la década.
Flower power
Sorprendentemente, esta primavera es la primera en mucho tiempo que no está invadida de estampados floreados, tanto grandes flores como pequeñas. Se trata de una tendencia cíclica que esta vez, gracias al éxtasis de colores no era posible combinar sin parecer un jarrón chino (otra tendencia condenada al fracaso)
Estampados frutales
Las bananas de Miuccia Prada y Charlotte Olympia, las naranjas de Stella McCartney…salvo algunas “camisetas fruteras” en los templos low cost, la calle ha ignorado estos estampados, pues nos recuerdan a una cortina de cocina. Hace años ya tuvimos los bolsos con estampados de cerezas de LV, y no queremos repetir.
Todos estos “pequeños fracasos” demuestran que nadie tiene la fórmula del éxito asegurada; por muchos estudios de mercado, viajes, fotografías y ferias textiles, lo cierto es que el consumidor tiene la última opinión y el poder de decidir que quiere ponerse, que le gusta y que descarta . El “mando a distancia“ se impone en la moda.
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