Los que han dejado las compras para el último momento (locos), los que buscan ese último detallito (¡anda qué!), los que andan ya a la cacería de las primeras rebajas (ansiosos)… El fin de semana antes a la fiesta de los Reyes Magos puede ser uno de los más comerciales en nuestro país. Pero también tiene su lado oscuro...
Trabajar en una tienda en época navideña puede ser el cielo y el infierno al mismo tiempo. Sí, es el mejor de los tiempos. Y también el peor, parafraseando a Dickens. Trabajas como todos los meses del resto del año juntos, pero también están las comisiones, benditas comisiones que en esta época suben como la espuma y te ayudan a olvidarte del caos, de las horas extras y de esta montaña de inconvenientes que te contamos a continuación.
1.- Te sientes como Bill Murray en Atrapado en el Tiempo.
Es como si se hubiera paralizado en un momento determinado: el momento en el que la cola de la caja registradora no puede ser más larga. Y así estará hasta el día 5 por la noche, en una especie de Día de la Marmota versión Loca por las compras.
2.- Odias la hora de comer.
El momento que elige todo el mundo para presentarse a pedirte algo imposible e impedir que salgas en tu turno a disfrutar de un bocadillo a toda pastilla.
3.- Te has perdido todas las vacaciones.
Y también este fin de semana. Y lo más probable es que te pierdas también salir a tu hora esta noche. Asúmelo.
4.- Aunque la Navidad prácticamente ha acabado, eso no significa que se hayan acabado los villancicos.
Ese hilo musical puesto en un loop infinito de cursilería y voces chillonas que te invita a deshacerte de tus conductos auditivos.
5.- Se te han cortado los labios de sonreír todo el tiempo.
Y tus pies parecen dos muñones. Además, tienes una extraña lesión en los pulgares de tanto doblar la misma montaña de camisetas. Es más, sueñas con esa montaña de camisetas por la noche y te levantas gritando y temblando de terror.
6.- Tienes que buscar una forma políticamente correcta de explicar que hay “que ser un “tolai” para querer comprar el juguete de moda el último fin de semana”.
Y prepárate para la reacción de algunos clientes, porque muchos pensarán que el responsable de su dejadez eres tú. Sí, tú. Y cargarán contra ti con toda su ira.
7.- Si te toca cubrir la entrada tienes más posibilidades de morir congelado que si te apuntas a una expedición al Himalaya.
Es más: pagarías cualquier cosa con tal de estar ahora mismo en una montaña alta, atrapado, solo y congelado.
8.- Tu interpretación del Can Cerbero es cada año más convincente.
Especialmente con esos clientes que se presentan mientras estás bajando la reja para explicarte que sólo quieren una cosita de nada.
9.- Y lo peor: nada te librará de trabajar el día 5 hasta las tantas de la noche como un esclavo.
Porque según te despidas del último cliente te tendrás que poner a desmontar la tienda entera para marcar ¡¡las rebajas!!
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