Si el otro día os enseñaba las fotos del catálogo, hoy toca hacernos eco del lookbook otoño-invierno 2009/2010 de Blanco, es decir, de esa serie de estilismos que nos viene propuestos desde la misma firma para que nos inspiremos a la hora de combinar prendas.
Es curioso, pero si bien la sensación a partir de las fotos de la campaña era que la temporada se avecinaba bastante oscura, la selección de looks que propone Blanco es bastante más alegre de lo esperado, y es que lejos de tye-dies, negros, y estampados prácticamente inexistentes, parece que las flores y lo pseudo-romántico, se resisten a dejarnos.
Y es que los aires otoñales no son tan profundamente desalentadores como los de invierno: las cazadoras de cuero llevan todavía la voz cantante en detrimento de los abrigos y chaquetones, los vestidos siguen siendo ligeros, y las medias tupidas se imponen a los les leotardos de la misma manera que las sandalias conservan su reinado y le ponen las cosas difíciles a las botas.
Habíamos quedado en que el grunge era la corriente de moda, pero parece que lo boho-folk se ha convertido ya en un clásico.
El espíritu de Topshop parece que todo lo inunda, y es que los vestidos de estampado floral y de silueta claramente ochentera siguen siendo uno de los uniformes más deseados.
Vienen en versión strapless y aligerados por cárdigans, tirando más hacia la versión original de la tendencia acuñada en los cincuenta y reinterpretada tres décadas después, o en forma de faldas de talle alto acompañadas de tops de tirantes y otro tic que vuelve: el efecto anudado.
Los leggings no son exclusivos de la estética punk: también pueden adquirir tintes étnicos si vienen precedidos por tops de corte túnica.
Y los shorts no son ya una prenda de verano: los de tipo abombachado, Paisley y tonos empolvados son una de las apuestas fuertes de Blanco.
Que también apuesta por otro de los must del verano que sobreviven en invierno. Los vestidos vaqueros.
Los jeans, obviamente, son otra de las constantes imperturbables y este otoño 2009 la medida tobillera y el saruel son dos de las alternativas más potentes.
Siempre integradas en looks absolutamente informales y casual donde las camisas de cuadros, las camisetas de estampados animados y las minicazadoras tipo biker son los mejorers aliados.
Cuando el frío apriete en serio los términos no se invertirán pero entrarán en juego los tejidos cálidos como los abrigos de paño de estilo años cuarenta: anchos, amplios y álgidos, perfectos con vestidos camiseros, grandes foluards a modo de bufanda y sin miedo a la mezcla de estampados.
El toque rockero y la predominante onda de groupie en la cima de su carrera, vienen dados por el ya imprescindible blazer de lentejuelas y los monos oversize y con cremalleras. Siempre, eminentemente negros.
Lo mismo que lo grunge se impone inevitablemente a través de camisetas de corte masculino combinadas con camisas de leñador y pitillos imitando la piel, o pantalones de cuadro inglés o pata de gallo con tops con incrustaciones metálicas.
Las combinaciones de tejidos y los contrastes de volúmenes y largos siguen siendo una de mis estrategias clave, y el denim con encaje, brillos o látex, la piel con lana trenzada, o los vestidos de falda con vuelo más chaquetas apretadas y cortas o los leggings de estampado animal más maxi-cárdigans, son algunas de mis apuestas ganadoras.
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