Cuatro ventajas de llevar al perro al trabajo que convencerán al jefe de montar una oficina pet-friendly

Cuando eres mamá de perros sabes que salir por la mañana es el momento más duro del día. Se quedan ahí mirándote con sus ojos gigantes de gambón, moviendo la colita y buscando mimos. No les hace falta hablar, dejan bien claro que quieren venir con nosotros al fin del mundo. Y deberían dejarles, porque llevar a nuestros peludines a la ofi tiene mogollón de beneficios que convencerían hasta al peor jefe del mundo.

Ayudan a relajarnos y frenar el drama del estrés

Quien no haya llegado desquiciada a casa después de un día de mierda en la ofi, el insti o la universidad y se haya ido directo a sobar al perro que levante la mano. No estamos locas, es que su compañía nos calma y nos ayuda a despresurizar. ¿No sería lo más poder hacerlo antes de reventar?

No nos hemos marcado un triple, que los perros desestresan es un hecho real. Por eso llevarles a la ofi crea una atmósfera mucho más apetecible, relajada y calmada. ¡Si hasta consiguen que produzcamos la hormona de la felicidad cuando les sobamos durante un cuartito de hora, si es que son mágicos!

Las ganas de sobarlos nos hacen ser más productivos

Los perros buenos que duermen, se pasean y no se hacen pis en la moqueta deberían ser los dueños de la oficina. Porque no estorban el ritmo de trabajo, pero están esperando nuestros mimos y atenciones. Eso nos hace concentrarnos más para terminar antes y hacer un descanso con ellos. Lo cual, volviendo al punto uno, nos ayuda a desestresar y resetear. Es el círculo vicioso más feliz del universo y un equipo happy y relajado es un equipo productivo.

Nos hacen mover el culo y no pasar 8 horas enganchados al ordenador

La vida sedentaria es una historia de horror amigues. Fatalísimo para el corazón, articulaciones, espalda, culito...todo mal. Hasta nos hace ser más viejas. Pero tenerlos en la ofi y  sacarles fuera para que paseen nos mantiene más activos durante la jornada laboral. Estar encadenado a la mesa de despacho es muy de boomers, stop.

El trabajo nos da mejores vibras y buen rollito

Llegar un día al trabajo y que el jefe nos diga que podemos llevarnos a nuestro peludito va a hacer que ese señor se convierta automáticamente en nuestro mejor amigo. No lo decimos nosotras, lo dice la ciencia, porque mejora mucho nuestra percepción del trabajo y nos hace valorarlo, respetarlo y amarlo más.

Esto también ayuda a que el equipo quiera quedarse y crecer en el curro, sin llevarse todo lo aprendido a la competencia porque le ofrezcan cinco euros más al mes. Nos quedaríamos toda la vida si nos dejan llevar al perro a la ofi, pero también ficharíamos a gente mucho más guay para el equipo, porque ¿quién no querría trabajar en un paraíso perruno?

Fotos | Pexels, Unsplash

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