Aunque, a veces, a los baby boomers les cueste entenderlo, los cambios que ha sufrido el mundo laboral desde la crisis financiera de 2008 y la digitalización de todos los aspectos de la vida han tenido un efecto cultural en los valores y expectativas de la generación a la que le ha tocado incorporarse a dicho mercado de primeras. De este modo, a menudo se acusa a los zetas de una falta de reconocimiento del estatus tradicional en su puesto de trabajo. Sin embargo, una experta en liderazgo ha querido explicar por qué su reticencia a adoptar dinámicas de poder tradicionales no implica un rechazo al liderazgo, sino una preferencia por un enfoque distinto
La generación Z representará un tercio de la fuerza laboral para 2030. No obstante, estos jóvenes trabajadores ya han empezado a transformar el entorno laboral. Según Selena Rezvani, escritora y especialista en liderazgo, su enfoque de cómo han de ser la autoridad y las interacciones en el lugar de trabajo se basa en "un profundo deseo de colaboración, autenticidad y consideración equitativa".
Adiós, cadena de mando. Hola, red de colaboración
Los miembros de la generación Z, , tal y como explica la experta, "ven la dinámica laboral como una red de colaboración más que como una cadena de mando". De este modo, prefieren estar a cargo de líderes que sean accesibles y que estén dispuestos a colaborar con ellos.
Los zetas no someten automáticamente a la jerarquía, valoran el diálogo abierto y la transparencia, y esperan que sus voces también tengan peso. Así que, lo que Rezvani aconseja a los jefes del mundo que ya estén lidiando con este tipo de empleados es que adopten y fomenten una mentalidad de "estamos juntos en esto".
Es algo que se puede demostrar en actos cotidianos como invitarles a aportar ideas, dejándoles partes de la agenda de una reunión para que las dirijan ellos o dándole más importancia al trabajo en equipo que a la autoridad.
Otras formas de demostrar que sus aportaciones se valoran tanto como las de cualquier otra persona son las encuestas anónimas, los canales de Slack donde el feedback sea constante o las sesiones informales de intercambio de ideas.
La autoridad se demuestra con autenticidad
Te guste más o menos, según esta experta, esa figura de autoridad que se ponía en un pedestal y que daba órdenes que eran ley desde las alturas, ya no tiene cabida en el espacio de trabajo moderno. Más que pretender parecer infalible, los empleados más jóvenes van a valorar a "un jefe que sepa mostrar cierta vulnerabilidad cuando no tenga todas las respuestas".
Y es que lo único que un líder autoritario a la antigua usanza les transmite a los trabajadores de la generación Z es la de estar encorsetados en un rol impostado y en una formalidad performativa. Básicamente, lo contrario a la que es la autenticidad.
La generación Z respeta a aquellos líderes que son transparentes y están dispuestos a admitir errores, además de demostrar un interés genuino por sus empleados. De hecho, en realidad respetan a todo el que inspira, enseña y empodera, independientemente de su posición en el organigrama.
Por lo tanto, Rezvani aconseja dedicar tiempo y esfuerzo a construir una buena relación y conexión con sus empleados de la Generación Z. Esto es algo que, por ejemplo, los jefes pueden cultivar mediante reuniones individuales periódicas donde compartir ideas, inquietudes...
Del mismo modo, el liderazgo hay que mostrarlo acciones como disposición a ser mentor, asesorar y compartir conocimientos o compartir con ellos el "porqué" de lo que se les manda o el propósito principal de su trabajo diario más que un esto se hace así porque sí.
Foto de portada | Priscilla Du Preez 🇨🇦
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