La jornada laboral de cuatro días empieza a acercarse más a ser una realidad tangible que una medida hipotética que escuchamos debatir en el congreso. Y es que, desde julio, los trabajadores de Telefónica van a poder probar de forma voluntaria. Se ha convertido así en la primera gran empresa española que decide experimentar con un programa piloto de este tipo. No obstante, en una de cal y otra de arena, llega con la condición de una reducción del sueldo de dichos empleados. Pero España no es único país que ya prueba la reducción de jornada (y sin recortar el sueldo) con buenos resultados.
El programa piloto de la primera gran empresa española
El piloto de jornada laboral flexible bonificada, por su nombre oficial, se llevará a cabo en Telefónica durante tres meses y permitirá a los voluntarios que se inscriban concentrar su actividad laboral de lunes a jueves (32 horas). A cambio, su salario se verá reducido en una cantidad equivalente a la de la jornada (un 20%), lo que da poco margen de decisión a los trabajadores que no tengan un sueldo lo suficientemente holgado como para poder renunciar a una parte de él.
La inscripción comenzará en julio pero no se pondrá en marcha hasta octubre y se adherirá a ella un grupo reducido del total de la plantilla. Los resultados de esta prueba piloto, según la empresa, serán determinantes para "definir su continuidad y consolidar esta medida".
Una reciente encuesta de LinkedIn señala que el 63% de los trabajadores españoles no estaría dispuesto a rebajarse el sueldo un 20% a cambio de trabajar cuatro días a la semana. Los motivos señalados fueron que si van a cumplir con los mismos objetivos que antes deberían cobrar lo mismo o que los sueldos son ya tan bajos en España que no habría margen para reducirlos más aunque quisieran seguir este modelo.
No obstante, el movimiento de Telefónica podría suponer un revulsivo en país en el que, según un estudio de Adecco, el 74% de las empresas rechaza de plano la posibilidad de una jornada laboral reducida.
Más facturación sin reducción de sueldo, el ejemplo de Software del Sol
Eso sí, aunque Telefónica pueda decir que es la primera gran empresa española en testear este modelo, no son pioneros en nuestro país. La compañía Software del Sol, en Jaén, la implantó en enero de 2020 entre sus 200 trabajadores y cobrando lo mismo que con la jornada anterior. Los datos, además, son positivos. La empresa dice haber reducido el absentismo un 28%, su facturación ha crecido un 20% y el clima laboral ha mejorado.
Aún así, tomando como referencia el estudio de Adecco mencionado anteriormente, el 14% de los empresarios vería factible la implantación de este modelo solo si la reducción de jornada conllevara también un recorte salarial. Por último, únicamente el 12% considera que podrían abordar una semana de cuatro días manteniendo los sueldos.
Los motivos de los más reticentes son que las empresas no tienen un margen de productividad tan amplio como para adoptar una jornada reducida, mientras que otros alegan a que sus beneficios no son tan grandes como para poder mantener el nivel salarial con menos trabajo. Aunque, en realidad, lo que propone este modelo es realizar el mismo volumen de tareas pero de forma más eficiente y en menos tiempo.
Sin embargo, cada vez hay más estudios que demuestran el coste humano de trabajar más horas no solo repercute en nuestra vida social y familiar, entre los efectos perjudiciales en la salud física y mental se encuentra que trabajar muchas horas puede aumentar el riesgo de padecer un derrame cerebral, una cardiopatía coronaria o desarrollar diabetes de tipo 2.
¿Es posible para todos?
Ante este debate, expertos consultados por Xataka opinan que la semana laboral de cuatro días no sería posible para todos los trabajos, ya que hay empresas muy diferentes con necesidades muy diferentes. Según Javier Blasco, director del centro de investigaciones laborales Adecco Group Institute, solo se podría lograr en determinados sectores y empleos donde se pueda aumentar la productividad y reducir los costes a través de la automatización de procesos y la digitalización: "las empresas que no puedan automatizar no podrán reducir su semana laboral”, explica.
Entre los entendidos tampoco hay un consenso claro y, para Alberto Muñoz, director de Selección de perfiles IT & Digital de la consultora de recursos humanos Robert Walters, los empleos que permitan trabajar por objetivos y medir el rendimiento en relación con los resultados también serían susceptibles de reducir sus semanas laborales: "lo difícil hasta ahora ha sido medir esos resultados de forma justa y transparente, y hay muchísimos empleos en los que seguirá siendo muy difícil”, expone.
Donde sí coinciden los expertos es en que el debate sobre la semana laboral de cuatro días seguirá. Sobre todo porque conforme avance la digitalización, más empresas tendrán la posibilidad de reducir el tiempo de trabajo de sus empleados sin comprometer la productividad.
¿4 días a la semana o 6 horas al día?
El economista John Maynard Keynes auguró en 1930, en el ensayo Economic Possibilities for our Grandchildren, que sus nietos apenas trabajarían 15 horas por semana. Sin embargo, la jornada laboral de 8 horas cumplió en 2019 un siglo. Aunque ahora parece que el debate sobre su vigencia ha quedado definitivamente abierto.
David Graeber afirma, al respecto, que la tecnología ha avanzado al mismo tiempo que se ha multiplicado el número de puestos de trabajo "de mierda" o "sin sentido". Por eso no se ha cumplido la predicción de Keyne. El motivo sería, según el antropólogo, que la clase dominante necesita mantener a los trabajadores a raya. Así, aunque la tecnología nos permita reducir la jornada laboral, trabajar menos, por muy factible y deseable que sea, es algo que no va a suceder por motivos políticos.
Así, cuando se habla de cuatro días laborales también surge el debate de las seis horas al día ya que, según la ciencia, la mente humana tiene un límite de productividad de 6 horas. Fuera de nuestras fronteras tenemos varios precedentes de ambos modelos en distintos lugares y sectores y siempre con resultados positivos sin que el sueldo se haya visto comprometido.
Desde 2014 a 2016, el ayuntamiento de Goteborg (la segunda ciudad más grande de Suecia) aplicó la jornada de 6 horas a los trabajadores de las residencias municipales de la tercera edad. Los resultados fueron positivos: mayor productividad y satisfacción entre los trabajadores, mejores servicios a los ancianos y menos bajas médicas. Aunque la ley laboral sueca sigue apostando por un formato de 40 horas actualmente.
Dinamarca tiene la jornada más reducida de toda la Unión Europea con 37,5 horas semanales. Además, en septiembre del año pasado, el ayuntamiento de Odsherred inició una prueba en la que han prescindido del viernes como día laborable para sus 300 empleados. Los buenos resultados del primer año han hecho que el ayuntamiento estudie extenderlo también a las guarderías municipales.
Por otro lado, la filial japonesa de Microsoft aplicó la jornada de laboral de cuatro días el verano pasado y durante todo el mes de agosto los empleados tuvieron los viernes libres. Aún reduciendo un 25% los días laborables, la empresa incrementó su productividad un 40% con respecto al mismo periodo el año anterior. Además, redujo el consumo eléctrico un 23%, el de papel en un 58% y un 92% de sus empleados aseguraron estar satisfechos con esta iniciativa.
Los expertos también señalan que deberíamos ser cautos con los resultados de los experimentos aislados y puntuales de una sola empresa respecto a la semana laboral de cuatro días. Este tipo de experimentos se suelen dar en organizaciones con una cultura laboral y de liderazgo abierta a este tipo de pruebas.
Cuando lo intenta adaptar empresas que no comparten la filosofía que hay detrás del cambio, puede suceder lo mismo que en Uniqlo Japón: para trabajar cuatro días a la semana, los trabajadores tienen que hacer turnos de 10 horas durante los días laborales, ya que se comprime la semana laboral de 40 horas en 4 días.
Es importante tener en cuenta que la reducción histórica de la semana laboral de 72 a 40 horas se consiguió a un ritmo de sólo 3,5 horas por década. El mayor logro (de seis a cinco días y medio) supuso una reducción del 8% de las horas de trabajo. Pasar a una jornada laboral de seis horas o a una semana laboral de cuatro días supondría una reducción de aproximadamente un 20% de un solo golpe. Por eso, para algunos expertos, parece más práctico hacer campaña para cambiar las cosas en varias etapas.
Fotos | Unsplash
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