Tengo que reconocer que Katie Homes nunca me ha gustado, pero empezaba a hacerlo. Estos días la hemos seguido de première en première y, la verdad, la chica ha estado siempre estupenda y a la altura de la alfombra roja. Sin embargo, llegó la prueba de fuego. Y no la ha superado.
Cuando supe que la mujer de Tom Cruise iba a correr la maratón de Nueva York pensé que sería la forma de comprobar si realmente tiene tanto glamour como parece. Porque, sinceramente, sospecho que yo también estaría estupenda con ese vestido de Armani Privé.
Pero con ropa deportiva es distinto. Y mal que me pese, debo dar la razón a Victoria Beckham: el chándal no es una prenda que pueda llevarse con estilo, así que es mejor evitarlo hasta que no haya más remedio. Entiendo que una maratón es uno de esos momentos en los que “no hay más remedio” y que Katie no podía correr con tacones, pero al menos con sujetador sí. Por Dios, Katie, ¡¿a quién se le ocurre correr con las tetas colganderas?! Es horrible, es feo, es antiestético, antiglamour y antitodo. Un cero.