Tras su paso por Operación Triunfo, dónde destiló gracia y belleza pero escasísima voz, Rihanna sigue de promoción por el mundo y desembarca en el continente africano con su ejército de minivestidos. La maleta de la cantante no debe abultar mucho y no creo que haya tenido en ningún momento problemas de soprepeso en sus múltiples vuelos: a juzgar por sus últimos looks, me da que su equipaje no pasa de los veinte kilos.
Y es que con lo único con lo que la hemos visto últimamente encima de un escenario es con un trozo de tela que si eso fuera Ascot, estaría por encima de lo permitido. El viernes estuvo en un festival en la capital Nigeriana cantando junto a Jay-Z su machacadísimo Umbrella y lució un strapless dress con volantes de encaje en color negro, que combinaba con unos pumps del mismo color. Muy sencilla. Elegante aunque excesivamente corta.
El sábado durante un concierto celebrado en Casablanca, Marruecos, se decantaba sin embargo por un precioso vestido halter con curioso escote, fajín y elaborados bordados a base de broches de crochet. Muy original y extremado. Completaba su look con unas infinitas sandalias gladiadoras de Givenchy.
Fotos | justjared
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