Si eres amante de lo rústico debes estar encantada de que Karl Lagerfeld y su contagioso olfato para las tendencias haya reversionado el look campestre y haya hecho del tejer a ganchillo lo último en sofisticación. Aquellas mañosas con las agujas y tiempo libre que matar estáis de enhorabuena, y es que esta es la oportunidad mágica de darle salida a esos coleccionables de manualidades que se apilan en los quioscos, a esas clases de taller de barrio o a esa herencia de nuestras abuelas.
El resto, las que lo compramos todo hecho porque somos negadas de nacimiento, no tenemos más que ir de tiendas. Porque no solamente las incondicionales del estilo hippy hechan ya mano de esta técnica. ¿La prenda estrella en este sentido? Sin duda, el vestido.
A Kate Bosworth la veíamos en Coachella con este modelo de Topshop, y nos abría el apetito de este tipo de prendas. Yo hasta el momento lo único que había tenido de crochet es un biquini de Mango de hace siglos. Y lo llevé hasta que se me dio de sí.
Pero es que en los últimos días no paro de ver vestidos de ganchillo que quiero. Éste de Chanel que lleva Elisa Sednaoui es una maravilla.
¿Dónde habrá un clon digno que llevarse a la boca? En Asos de momento se atreven con el punto justo de crochet. Cosa que no está mal si no queremos abusar de él. No olvidemos que se transparente bastante y no es tan fácil de llevar de cuerpo entero.
Por muy veraniega que parezca además esta tendencia, el otoño-invierno que viene la llevaremos incluso más que ahora. Así lo propone Dior y así estoy segura de que será.
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