Este pasado fin de semana, se hacía público un listado, promovido por Rough Guides a partir de una encuesta entre sus lectores, que declaraba a veinte países como los más bonitos del mundo. Con Escocia a la cabeza y Canadá, Nueva Zelanda, Italia o Sudáfrica en los primeros puestos, pronto nos llamó la atención una ausencia: ¿y España? No hay ni rastro de nuestro país en ese top twenty de países más bonitos, y solo se nos ocurre como razón que los lectores que han votado desconozcan lo que España tiene que ofrecer a sus visitantes. Museos únicos, una gastronomía espectacular y unos paisajes que nos hacen desear coger carretera y manta para recorrerlos todos. Estos son nuestros veinte favoritos, los veinte que, por sí solos, ya deberían ser motivo suficiente para que España sea considerada uno de los países más bonitos del mundo:
San Juan de Gaztelugatxe (Vizcaya)
Una ermita separada de la tierra por un serpenteante camino de 241 escalones rodeados por el mar Cantábrico. Un paraíso convertido en mainstream en los últimos tiempos por obra y gracia de Juego de Tronos.
Nacimiento del río Mundo (Albacete)
El río Mundo, principal afluente del Segura, nace entre los pueblos de Riópar y Vianos, en Albacete, en un desnivel en las rocas de más de 300 metros que crea una cascada y los conocidos «chorros del río Mundo».
Roque Nublo (Gran Canaria)
La joya paisajística de Gran Canaria es el Roque Nublo, símbolo de la isla y cuna de su cima, el Pico de las Nieves, con casi 2.000 metros de altura. Su origen volcánico le da el color y la forma característicos que nadie olvida después de visitarlo.
Las Médulas (León)
Los paisajes de las Médulas, en pleno Bierzo, proceden de la época romana, cuando allí se ubicaba una mina de oro. Hoy, sus colores rojizos le dan un carácter único, difícil de encontrar en otros lugares.
Ojo Guareña (Burgos)
El conjunto de Ojo Guareña es una joya espeleológica, con un conjunto de cuevas único por su valor histórico y geológico. Además, la cueva-ermita de San Bernabé, excavada en la roca, es una imagen que impresiona a quien la visita.
Valle del Jerte (Cáceres)
Visitar el valle del Jerte es un placer en cualquier época del año, pero cuando los cerezos están en flor es, simplemente, un lujo para los sentidos. Para todos.
Sierra de Cebollera (La Rioja)
El único parque natural ubicado en La Rioja ofrece naturaleza en estado puro: árboles, ríos, arroyos, rocas... todo conspirando para formar paisajes perfectos para un día de senderismo en la tierra del vino.
Playa del Silencio (Asturias)
En la localidad de Castañeras, se encuentra uno de los secretos mejor guardados de Asturias. La playa del Silencio es un capricho del mar y las rocas en el que nunca sabemos si dedicarnos a fotografiarla, a disfrutar de su calma o a adentrarnos en las frías aguas del Cantábrico.
Binibeca (Menorca)
El pueblo de pescadores de Binibeca, construido en 1972, es tan perfecto que nos parece que nos encontramos en un parque temático, con sus casas encaladas, sus balcones de madera oscura y sus calles empedradas. Pero el Mediterráneo bañando su costa nos recuerda que es real y uno de los lugares más bonitos que nos podemos encontrar en Menorca.
Cabo de Gata (Almería)
Si buscamos el paraíso natural más destacado de España, el cabo de Gata puede tener pocos rivales. Aunque siempre amenazado por el exceso de turismo, aún es posible encontrar en sus playas y sus parajes sacados de otra época la paz y la tranquilidad que buscan quienes lo visitan.
Timanfaya (Lanzarote)
Son los volcanes los que han convertido el Parque Natural del Timanfaya en uno de los parajes más únicos de Europa. Con actividad volcánica todavía persistente y varias erupciones famosas en el pasado, el aspecto de la isla se ha ido modificando hasta convertir Timanfaya en una reserva de la Biosfera única en el mundo.
Playa de Percheles (Murcia)
Entre Mazarrón y Lorca, encontramos este pequeño paraíso casi virgen en un Mediterráneo en el que es difícil a veces encontrar la tranquilidad. Las palmeras que lo enmarcan, sus arenas doradas, sus aguas turquesas... todo se une para formar uno de los rincones más bellos de la Región de Murcia.
Bardenas Reales (Navarra)
Protegidas por la condición de Parque Natural, las Bardenas Reales son un paraje semidesértico en el que las formas que crea la tierra son el mayor encanto que podemos encontrar (y fotografiar).
Monasterio de Piedra (Zaragoza)
El Monasterio de Piedra tiene su origen en el siglo XII, y bien merece una visita. Pero lo que realmente nos deja con los ojos como platos es el Parque Natural que lo rodea, en el que las cascadas son las protagonistas y la unión de agua y roca crea una belleza espectacular.
Ronda (Málaga)
Ronda es una de las ciudades más bonitas de Andalucía, y «el tajo» es el motivo principal. Este desfiladero alrededor del cual se vertebra la ciudad tiene una altura de 200 metros en sus puntos más altos y, junto a los puentes que salvan esta altura para unir las dos partes de la ciudad, crean una imagen reconocible en todo el mundo.
Playa de las Catedrales (Lugo)
El mar decidió jugar con las rocas en la playa de Augasantas (Ribadeo), hasta acabar formando grutas y formas únicas que hacen que, hoy en día, todos la conozcamos como la playa de las Catedrales. Perderse en su arena, en días de marea baja, es una experiencia difícil de olvidar.
Cadaqués (Girona)
Cadaqués sería un lugar digno de aparecer en todos los mapas solo por haber sido el hogar de Dalí, pero es que, además, la localidad ampurdanesa destaca por ser un ejemplo perfecto de pueblo pesquero mediterráneo, con sus casas blancas y el mar casi lamiendo sus calles.
Vejer de la Frontera (Cádiz)
Hace unos meses os hablábamos de los pueblos blancos de Andalucía, y quizá Vejer de la Frontera sea el mejor ejemplo de ellos. Perderse entre sus calles de casas encaladas, con su clima cálido, nos demostrará por qué todo el mundo lo considera uno de los pueblos más bonitos de España.
Lago de Sanabria (Zamora)
Es el lago de origen natural más grande de España y el mayor de origen glaciar de Europa. Cuenta con varias playas, es posible recorrerlo en barco y, además, Puebla de Sanabria es un pueblo precioso en el que alojarnos mientras descubrimos la naturaleza que lo rodea.
Cueva El Soplao (Cantabria)
Descubierta a principios del siglo XX, El Soplao es una cueva de un valor geológico único, con más de 20 kilómetros de galerías, parte de las cuales están abiertas a la visita del público, que disfruta de sus estalactitas, estalagmitas y las caprichosas formas que los siglos han dejado en las rocas.
Imágenes | Marcos (Flickr).
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