Santorini, Mykonos, Creta, Corfú... Tenemos un máster en lo que a islas griegas se refiere, y eso que nunca las hemos visitado. Cada verano nuestro feed de Instagram se llena de imágenes alucinantes donde las aguas turquesas y las puestas de sol te hacen soñar con el paraíso. Grecia es uno de los destinos favoritos en agosto y su variedad de islas nos ofrecen un sinfín de aventuras. Sin embargo, la masificación y el precio de los billetes, hace que se convierta en un destino caro. Buscando una alternativa menos conocida, más barata e igual de bonita, la costa de Turquía es la mejor alternativa.
La costa turca es la alternativa low-cost a Grecia
Ni te lo pienses más, la costa de Turquía es el paraíso terrenal que tenemos "cerca" de casa. Se encuentra -de manera literal- en frente de las islas griegas, compartiendo el mismo mar (es decir, sus aguas son igual de cristalinas y turquesas). Sin embargo el resultado es diferente: lejos de estar masificado, este lugar todavía no se ha viralizado en RRSS, es menos conocido y el presupuesto que se necesita es mucho más asequible.
Con playas de ensueño para aburrir, este lugar propone pueblos idílicos que te enamorarán desde primera toma de contacto. La costa turca comprende la zona costera de las provincias de Antalya, Esmirna, Aydin, Mugla y parte de Mersin. Con pueblos pesqueros, playas preciosas, mucha historia e incluso ruinas griegas, el plan está servido a lo largo de sus 1000 kilómetros de extensión.
Qué ver en la costa turca
Tal y como ya hemos comentado, este destino nos ofrece un sinfín de actividades: desde ir a la playa hasta conocer pequeños pueblos repletos de personalidad. Antalya es la primera parada del recorrido para muchos ya que es la puerta de entrada a la Costa Turquesa. Aunque no atrae a muchos turistas, su casco antiguo merece ser visitado.
Kekova alberga ruinas sumergidas de una antigua ciudad. Desde el barco se pueden observar ruinas de antiguos sarcófagos incrustados en la roca así como restos de un teatro o decenas de ánforas rotas sumergidas en el agua.
Una de las paradas obligatorias en la ruta es Kaş, una ciudad costera muy pintoresca considerada como uno de los destinos más bonitos de la Riviera turca. Además de tener un centro urbano encantador, sus playas vírgenes nos enamorarán. Eso sí, si en verano buscas adrenalina, aquí encontramos un sinfín de actividades como el buceo, el senderismo o el parapente.
Quienes la han visitado se han enamorado, y es que la antigua ciudad de Licia, Myra, es excepcional. En ella podremos visitar unas curiosas tumbas excavadas en la montaña, que datan del siglo IV y que estaban repletas de oro. Hablamos en pasado ya que, evidentemente, fueron saqueadas.
A 1o kilómetros de Olüdeniz, en Amyntas encontramos uno de los lugares más sorprendentes. Se trata de unas tumbas que datan del año 350 a.C. y que encerraban los restos del rey de Telmessos.
Pero si lo que buscas son playas paradisíacas en las que estar horas tumbada bajo el sol (siempre con protección), playa de Kaputas nos da la bienvenida con unas aguas turquesas y gravilla fina.
Cómo llegar a la costa turca
Si te hemos convencido, hay varias maneras de visitar la costa turca. la primera -y más común-, es en avión. Desde Estambul hay vuelos domésticos hasta los aeropuertos de Antalya y Dalaman, ciudades clave para empezar nuestra ruta. Sin embargo, siempre podemos elegir el autobús. El país cuenta con una buena red de autobuses que recorren la mayoría de destinos turísticos. No importa si estás en Estambul, Cappadocia o en otro punto escondido, siempre podremos movernos en autobuses nocturnos y diurnos. El único pero es el tiempo ya que las distancias son largas.
Será mejor que prepares tu viaje y hagas las maletas, este verano el paraíso nos está esperando.
Fotos | Batın Özen, Desert Morocco Adventure, Ezgi Kaya
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