Hemos sido engañados
Seguro que estas fotos te suenan y que has visto sus imágenes y vídeos en Instagram en varias ocasiones. Se trata de la cascada de Los Tilos, una de las caídas de agua más famosas y espectaculares de España, a la que muchos viajan en busca de naturaleza y un chapuzón. Se encuentra en la isla de La Palma y acabamos de enterarnos de que no es de verdad. ¿Hemos sido engañados?
Parece sacada de una postal de Nueva Zelanda, un torrente de agua majestuoso que cae entre paredes de roca y un bosque primitivo de helechos y laurisilva, ubicado al noreste de la isla y declarado Patrimonio Natural de la UNESCO. Parece magia, pero es ciencia. Ciencia humana, concretamente, porque no se trata de una cascada natural y te contamos las razones de su existencia.
Casi nadie lo sabe, pero el agua de Los Tilos procede de un depósito de agua de lluvia. Originalmente sí fue natural, formada por los manantiales Marcos y Corderos. Sin embargo, a finales de los años 50 se modificó su curso para construir una central hidroeléctrica, secando por completo esta cascada. En 2005, el ayuntamiento la restauró y reinauguró. Para conseguirlo construyeron un depósito de agua, que recoge agua de lluvia y la deja caer por el acantilado.
Al ser agua dulce, es seguro bañarse en ella y, de hecho, es casi una tradición terminar la caminata del bosque de Los Tilos bajo la cascada. Hay una desviación de agua estratégica, que permite acercarse a la base del salto de agua en el centro de esta garganta rocosa. También hay una escalera para poder verla de frente. Ojo, porque a veces, cuando no hay suficiente agua, la cierran.
Fotos | Visit La Palma.
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