Ni Chinchón ni Pedraza: el mejor cocido de Madrid se come en este bonito pueblo con vistas a un espectacular Patrimonio de la Humanidad

Garbanzos, chorizo, tres tipos distintos de hueso... la receta del cocido madrileño tradicional es de las largas y de las no precisamente fáciles. Por eso, mucha gente prefiere salir a comerlo de restaurante. Si pasas por Madrid durante el otoño-invierno, o incluso en primavera, probarlo es una parada obligatoria. Sin embargo, si lo que quieres es probar el mejor, tendrás que salir de la capital.

Para entrar en calor o para comer un plato de cuchara de esos que te hacen sentir en casa, el cocido madrileño es siempre una opción infalible. Sobre todo, si se hace con la mejor materia prima, despacio y con mucho mimo. Algo que muchos dicen que se encuentra en San Lorenzo de El Escorial.

Y es que en este pueblo al norte de Madrid ciudad, famoso por su Monasterio Real, se ubica el Charolés, un referente de la gastronomía serrana desde que el restaurante abriera sus puertas en 1977. Aquí el cocido se sirve en tres vuelcos, como el de toda la vida.

Esto quiere decir que hay que volcar tres veces el puchero para servir el contenido. De este modo, la secuencia obliga a comer primero la sopa con los fideos y luego se sirven simultáneamente los dos vuelcos siguientes en platos separados que el comensal junta a placer en su plato.

El secreto de su éxito ellos lo achacan a "la nobleza de las materias primas y laboriosa y esmerada preparación". Esto, tal y como explican en su web es lo que le ha dado al el Gran Cocido de Charolés, su plato estrella, fama y el reconocimiento como "El Mejor cocido del mundo".

Eso sí, este plato solo lo sirven los lunes, los miércoles y los viernes. Además, debido a su laboriosidad y para seguir conservando la calidad que quieren que tenga, tienen un número limitado de comensales, por lo que es aconsejable reservar con antelación.

No obstante, en la carta del Charolés destacan muchos otros platos tradicionales y creativos. Ni siquiera el local en sí defrauda ya que consta de tres salas con paredes de granito y techos con vigas de madera del Siglo XVI. Además tiene dos salones históricos independientes de gran belleza para celebraciones privadas: la "Bóveda Herreriana" y el salón alegórico de las "Artes Liberales".

También dispone de dos terrazas, una de ellas disfrutable prácticamente todo el año y ubicada frente al Monasterio, desde donde se pueden contemplar sus Torres mientras se almuerza. Este descubrimiento, desde luego, pide una excursión al pueblo ubicado en pleno corazón de la Sierra de Guadarrama, a tan solo 50 kilómetros de Madrid capital.

No solo para comer sino también para disfrutar de una de las grandes joyas de la arquitectura hispana de todos los tiempos. De hecho, El Escorial fue reconocido en 1984 por la UNESCO como Patrimonio Mundial y ya era Calificado como una de las maravillas del Mundo en el siglo XVIII.

Foto de portada | Antanasc

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