La ciudad del mundo con más bienes Patrimonio de la Humanidad está en España y no es Toledo

Si fuera una pregunta del Trivial, probablemente habrías apostado por decir Roma o París. Sin embargo, la ciudad del mundo con más bienes Patrimonio de la Humanidad la tenemos en España. No es que nos extrañe, porque somos consciente de la cantidad de rincones con encanto que hay repartidos por nuestra geografía. Sin embargo, puede que muchos no hubiéramos atinado a decir que se trata de Córdoba. Aunque una vez que lo sabes, te cuadra.

La Unesco (Organización Cultural, Científica y Educacional de Naciones Unidas) es la institución encargada de otorgar la declaraciones de bienes como Patrimonio Mundial. Hasta 167 países cuentan con, al menos, un elemento de sus fronteras declarado como Patrimonio de la Humanidad. Sin embargo, España se lleva la palma y es el que tiene mayor número de bienes declarados. Así como lo lees.

A ello contribuye enormemente Córdoba, con un total de cuatro elementos incluidos en la Lista de Patrimonio Mundial. Es decir, que cuenta con más que cualquier otra. El primero de ellos fue la Mezquita-Catedral en 1984. Por algo es el monumento más importante de todo el Occidente islámico y uno de los más asombrosos del mundo.

En su historia se resume la evolución completa del estilo omeya en España, además de los estilos gótico, renacentista y barroco de la construcción cristiana. Además, el lugar que ocupa parece haber estado, desde antiguo, dedicado al culto de diferentes divinidades.

Otro bien Patrimonio Mundial de Córdoba es su centro histórico. O lo que es lo mismo: el conjunto urbano que rodea la Mezquita-Catedral. Una zona que se extiende hasta la otra orilla del río Guadalquivir (incluyendo el puente romano y la Calahorra) por el sur, hasta la calle San Fernando por el este, hasta el límite del centro comercial por el norte, e incorporando el Alcázar de los Reyes Cristianos y el barrio de San Basilio al oeste.

Está incluido en la lista desde 1994 por su gran riqueza monumental, conservando grandes vestigios de las épocas romana, árabe y cristiana. Además de que es uno de los cascos históricos más grandes de toda Europa, refleja miles de años de ocupación por diferentes grupos culturales que dejaron huella. Así como la complejidad urbana y arquitectónica alcanzada durante la época romana y el esplendor de la gran ciudad islámica, que, entre los siglos VIII y X, representó el principal foco urbano y cultural del mundo occidental.

En tercer lugar se incorporó la Fiesta de Los Patios, declarada Patrimonio de la Humanidad en el año 2012. Debido a la climatología seca y calurosa de Córdoba, primero los romanos y más tarde los musulmanes, construyeron sus viviendas en torno a un patio que, normalmente, tenía una fuente en el centro y en muchas ocasiones un pozo que recogía el agua de lluvia. Los musulmanes readaptaron este esquema dando entrada a la vivienda desde la calle a través de un zaguán y colocando vegetación abundante para aumentar la sensación de frescor.

El caso es que, desde el año 1921, el Ayuntamiento organiza durante la primera quincena de mayo un Concurso de Patios, en el que los propietarios engalanan sus viviendas con flores plantadas en arriates y macetas colgadas en las paredes o que se colocan sobre el típico pavimento de chino cordobés. El objetivo es conseguir un prestigioso galardón. Paralelamente se celebra un festival con actuaciones folclóricas y los mejores platos de  la gastronomía local.

Por último, la Medina-Azahara se incluyó en la lista de la Unesco en el año 2018.Se trata de la fastuosa y misteriosa ciudad que Abd-al Rahman III mandó construir a los pies de Sierra Morena, a ocho kilómetros de Córdoba capital, y que encierra incluso en su nombre, historias legendarias.

La ciudad se dispone en tres terrazas rodeadas por una muralla, donde el Alcázar real se encuentra en la más superior y la intermedia. La zona más baja estaba reservad para viviendas y la mezquita, edificada extramuros. Abd al-Rahman no escatimó en materiales para que el resultado fuera la insignia del poderoso reino que gobernaba. Mármoles violáceos y rojos, oro y piedras preciosas, además del cuidado trabajo artesanal de los canteros y las contribuciones bizantinas.

Foto de portada | Roberto Carlos Pecino Martinez

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