Escapadas de primavera: conoce estas 5 ciudades en solo dos días

La primavera es el momento ideal para viajar por Europa. Todavía no hace demasiado calor en el sur y ya no nos congelamos en el norte. Además, en varios lugares de España, hay algunos festivos con los que podemos hacernos uno de esos fines de semana largos en los que tanto nos gusta hacer una escapada urbana.

Hay ciudades para las que solo dos días se nos van a quedar cortos, pero, bien aprovechados, podemos llegar a conocer sus mejores lugares. Y aún tendremos algo de tiempo para darnos una vuelta por las mejores calles de moda. Os presentamos, de forma express, cinco ciudades que tenemos a tiro de vuelo low cost.

Milán

Es difícil competir con el arte de Florencia, la grandiosidad de Roma o la decadencia de Nápoles, pero Milán tiene un encanto a medio camino entre lo centroeuropeo y lo mediterráneo que no deja indiferente a quien lo visita.

Cinco visitas imprescindibles:

  • Duomo: la Catedral de Milán es una de las más grandes del mundo y tanto su interior como su exterior bien merece que le dediquemos una visita a fondo. Pero, si queremos que la experiencia sea inolvidable, nada mejor que visitar su tejado, en el que podremos observar de cerca los impresionantes pináculos góticos y desde donde tendremos las mejores vistas del centro de la ciudad.

  • Galerías Vittorio Emanuele: quizá las galerías más bonitas del mundo... y seguro que las más conocidas. En forma de cruz y abovedadas en cristal, unen la plaza del Duomo con el teatro de la Scala, para que aprovechemos bien el tiempo de viaje.

  • Teatro alla Scala: la Scala de Milán es un nombre mítico en el mundo de la ópera, que seguro que suena incluso a los no aficionados. Su arquitectura y tamaño son sencillos y quizá un poco decepcionantes, pero la historia musical que albergan sus paredes es incomparable. Nada mejor que disfrutar de su interior durante una de las muchas representaciones que se programan durante el año.

  • Piazza Mercanti: el centro del Milán medieval. Una preciosa plaza en la que se reúnen algunos de los edificios más antiguos de la ciudad. Pegada a la plaza del Duomo, completa el mini tour por el centro que podemos hacer en pocas horas.

  • Estación central: una de las estaciones de tren más grandes de Europa y un ejemplo de la arquitectura de la época fascista. Sus dimensiones y grandiosidad dejan al visitante con la boca abierta.

La calle perfecta para el shopping: Quadrilatero d'Oro. Poco se puede comentar de esta zona de la ciudad, más que recomendarla como un lugar cultural más que es imprescindible visitar. Es el cuadrado que forman la vía principal, Montenapoleone, y las calles Manzoni, Sant'Andrea y della Spiga.

No te vayas sin probar: Tratándose de Italia, la pizza es la recomendación imprescindible. Y los mejores locales para probarla son los que rodean a la encantadora zona del Navigli. Rematar la experiencia culinaria con un gelatto es ya la perfección.

Lo mejor de lo mejor: Disfrutar del street style en una ciudad que vive la moda como una forma de vida.

Y si te sobra tiempo: La última cena, de Leonardo da Vinci, se conserva en su ubicación original, en el convento de Santa Maria delle Grazie. Es necesario reservar las entradas con antelación y tomarse un buen tiempo para llegar y disfrutar de esta obra maestra del arte universal.

París

Intentar conocer París en dos días es (casi) misión imposible, pero sí podemos, al menos, acercarnos a sus rincones más célebres. Porque, no nos engañemos, unas pocas horas son suficientes para enamorarse de la ciudad de la luz.

Cinco visitas imprescindibles:

  • Torre Eiffel: poco queda por decir de uno de los iconos más reconocibles del mundo. Subir a su cumbre y observar París desde más de 300 metros de altura es una de las mejores experiencias que se pueden vivir en París (y en casi cualquier otro lugar del mundo).
  • Catedral de Notre Dame: su grandiosidad gótica, sus gárgolas y sus leyendas se unen al propio entorno de la Île de la Cité, un paraíso en medio del Sena.

  • Campos Elíseos y Arco del Triunfo: tras recorrer la majestuosa avenida de los Campos Elíseos, y perdernos en sus tiendas exclusivas, llegaremos al Arco del Triunfo, desde donde podremos tener también unas buenas vistas de París.

  • Basílica del Sacré Coeur: el barrio de Montmartre siempre merece una visita, con rincones como la Place du Tertre. Subir las (agotadoras) cuestas merecerá la pena cuando lleguemos a lo alto de la colina y podamos disfrutar de la basílica del Sacré Coeur.

  • Museo del Louvre: el museo más visitado del mundo y un must de París que se nos llevará gran parte del tiempo disponible. Recomendable comprar las entradas anticipadas y planificar un tour por sus obras más míticas.

La calle perfecta para el shopping: Como ya habremos conocido los Campos Elíseos durante el día de turismo, vamos a irnos de compras a la Rue Royale. Partiendo de la Place de la Concorde, y hasta la Madeleine, podemos aprovechar también para conocer la Rue Saint-Honoré (que cruza la Rue Royale) y llegar hasta la mítica Place Vendôme.

No te vayas sin probar: Crepes, croque-monsieur, boeuf bourguignon... Las opciones gastronómicas de París son infinitas, pero nada podrá hacernos más felices que desayunar un esponjoso y delicioso croissant.

Lo mejor de lo mejor: Disfrutar de un helado en la Île de Saint-Louis, una de las zonas más tranquilas de la ciudad, con las vistas del entorno del Sena y la Torre Eiffel al fondo.

Y si te sobra tiempo: Es difícil que nos sobre tiempo después de dos días en París, pero, si tenemos la oportunidad, una excursión al Palacio de Versalles es la escapada ideal desde la ciudad.

Estambul

Entre lo tradicional y lo cosmopolita, lo oriental y lo occidental, entre Europa y Asia, Estambul dejará una huella indeleble en todo el que se atreva a descubrir lo que esconden sus calles y edificios.

Cinco visitas imprescindibles:

  • Santa Sofía: uno de los símbolos del arte bizantino y absolutamente sobrecogedora por su tamaño. Bien merece una visita guiada o un recorrido a fondo conociendo sus joyas históricas.

  • Mezquita azul: situada justo enfrente de Santa Sofía, destaca por su gran tamaño, sus seis minaretes y, sobre todo, por su arrolladora belleza azul.

  • Torre Gálata: una de las torres más antiguas del mundo (su primera referencia data del año 528). Ofrece las mejores vistas de Estambul y el estrecho del Bósforo desde su terraza.

  • Cisterna Basílica: uno de los muchos depósitos de agua de la ciudad, es posible recorrer sus múltiples columnas a través de pasarelas. Un remanso de paz en medio de una ciudad bulliciosa como pocas.

  • Palacio Topkapi: con más de 700.000 metros cuadrados, para una escapada corta a la ciudad habrá que seleccionar las partes más significativas del palacio, como el Tesoro o el Harén.

La calle perfecta para el shopping: Aunque Estambul cuenta con tantas tiendas de firma como cualquier gran ciudad, la verdadera experiencia turca de compras será un paseo (bien largo) por el Gran Bazar y sus más de 3.000 establecimientos, donde se puede encontrar, literalmente, de todo.

No te vayas sin probar: Estambul es un placer para todos los sentidos, y el del gusto no se queda atrás. Quizá la mejor opción sea disfrutar del delicioso bocadillo de caballa de los barcos atracados en el muelle de Eminönü, acompañado por un zumo de granada, un poco de baklava de postre y un té de manzana.

Lo mejor de lo mejor: Un minicrucero por el Bósforo, disfrutando de los colores de la ciudad, de los sonidos de la llamada al rezo y de los pequeños pueblos de la ribera del estrecho.

Y si te sobra tiempo: la iglesia de San Salvador de Chora está bastante alejada del centro, pero sus frescos son el mejor ejemplo de arte bizantino del mundo.

Viena

La ciudad imperial por excelencia, la cuna de la música clásica y una de las auténticas perlas del Danubio. Viena siempre merece una visita, por corta que sea.

Cinco visitas imprescindibles:

  • Ringstrasse: la avenida que acoge algunos de los principales edificios de la ciudad, como el Parlamento, el Palacio Real o la Iglesia Votiva. Muy recomendable dedicar unas cuantas horas a pasear por ella con calma.

  • Ópera: uno de los teatros de la ópera más impresionantes del mundo, con un auditorio para más de 2.800 espectadores. Aunque se realizan visitas guiadas en varios idiomas, no hay mejor forma de visitarla que acudir a alguna de sus representaciones diarias.

  • Palacio Hofburg: un enorme conjunto arquitectónico en pleno centro de la ciudad. Imprescindibles los apartamentos imperiales, el Museo Sissi, la Biblioteca Palatina y la Escuela Española de Equitación.

  • Palacio Schönbrunn: la antigua residencia de verano de la familia imperial. Si la visita a su interior puede ser agotadora, en sus jardines podemos ya perdernos durante días (incluyen un zoo, un Museo de Carruajes y muchas otras atracciones), por lo que habrá que seleccionar bien qué preferimos visitar.

  • Prater: un parque de atracciones con tanto encanto clásico que es imposible no enamorarse. Desde su noria antigua se pueden obtener algunas de las mejores vistas de Viena.

La calle perfecta para el shopping: Si lo que buscamos son tiendas exclusivas y moda de lujo, Kärntnerstraβe, Graben y Kohlmarkt son las tres calles que debemos apuntar en nuestra agenda.

No te vayas sin probar: La experiencia de visitar Viena no sería completa sin probar un schnitzel, un escalope de ternera tan simple como delicioso. Rematar la faena con la célebre tarta Sacher puede convertir el momento en perfecto.

Lo mejor de lo mejor: Disfrutar de la música clásica que inunda la ciudad en cada esquina.

Y si te sobra tiempo: Una escapada a Bratislava en un pequeño crucero por el Danubio (90 minutos de trayecto). La oportunidad perfecta para conocer una de las capitales más pequeñas de Europa.

Berlín

Probablemente la ciudad más bohemia y cosmopolita de Europa, Berlín es todo un símbolo de la historia contemporánea y una ciudad en la que sus contrastes culturales están presentes en cada rincón.

Cinco visitas imprescindibles:

  • Puerta de Brandeburgo: la imagen más reconocible de la ciudad, atravesar sus arcadas nos transporta a los cientos de avatares históricos por los que pasaron tanto ella como la ciudad al completo.

  • Museuminsel: una isla en pleno centro de Berlín que reúne algunos de los museos más importantes de Alemania, además de la Catedral de la ciudad. Imprescindibles el Museo de Pérgamo y el Neues (Nuevo).

  • East Side Gallery: el Muro de Berlín es un icono de la historia reciente de Europa que no se puede pasar sin visitar. La East Side Gallery, la mayor sección de él que se conserva, se convierte, además, en un auténtico museo del grafiti.

  • Alexanderplatz: considerada históricamente el centro de la ciudad (y de Berlín este durante la época de la división), merece la pena observar su curioso Reloj Mundial y, sobre todo, la torre de Televisión de 368 metros de altura (su última planta es un restaurante giratorio con una buena relación calidad-precio).

  • Reichstag: la sede del Parlamento fue durante muchos años el escenario de los peores acontecimientos que asolaron la ciudad. Por ello, su renovación, con la construcción de la cúpula de Norman Foster ha querido cambiar esa dinámica y convertirlo en un icono de la arquitectura moderna. Es posible visitar la imponente cúpula reservando las entradas con antelación.

La calle perfecta para el shopping: la principal avenida comercial de la ciudad es Kurfürstendamm (K'Damm, para los locales), el antiguo eje principal de Berlín oeste. En la zona alta de la calle se encuentra el considerado Harrods berlinés, el centro comercial KaDeWe.

No te vayas sin probar: Si hay una comida que asalta a todo visitante a Berlín en cualquier rincón, esa es el currywurst. Algo tan sencillo (y peculiar) como una salchicha troceada, aderezada con ketchup y curry, se convierte en un must en cualquier puesto callejero o restaurante de la ciudad.

Lo mejor de lo mejor: Berlín no sería Berlín sin su ambiente bohemio y un poco hípster. Y ningún lugar es mejor para disfrutarlo que el barrio de Kreuzberg, donde zocos turcos, casas okupadas y música en directo nos aproximan al Berlín más auténtico.

Y si te sobra tiempo: En la cercana ciudad de Potsdam (35 kilómetros de distancia), podremos disfrutar de la naturaleza de sus múltiples bosques y jardines, del arte de palacios como el de Sanssouci y de la historia de lugares como el puente de los espías o el palacio donde se celebró la famosa conferencia de Potsdam.

Fotos | Pixabay.

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