La segunda ciudad más importante de Portugal, siempre un poco a la sombra de Lisboa, pero con un encanto decadente que enamora a quien la visita.
Cinco visitas imprescindibles:
Catedral: en pleno barrio de Batalha, con un interior barroco y un impresionante claustro del siglo XIV, es el lugar ideal desde el que comenzar nuestra visita a la ciudad.
Estación de São Bento: aunque no tengáis intención de tomar un tren durante vuestra visita a la ciudad, no dudéis en hacer una pasada por esta estación y, sobre todo, observar el impresionante mosaico de azulejos de su hall, con más de 20.000 piezas que resumen la historia de Portugal.
Torre de los Clérigos: es la torre más alta de Portugal y una de las imágenes más representativas de Oporto. Si nos animamos con los más de doscientos escalones de su interior, tendremos como recompensa unas vistas privilegiadas de la ciudad.
Librería Lello e Irmão: cualquier amante de los libros creerá haber entrado en el paraíso en cuanto ponga un pie en este impresionante local al que la leyenda y el interés comercial han querido relacionar con Harry Potter, aunque no haya demasiadas pruebas de ello. Recientemente, han comenzado a cobrar entrada y la masificación le ha restado algo de encanto, aunque, para nosotros, sigue siendo un imprescindible de Oporto.
- Bodegas: debemos cruzar el Duero y llegar a Vila Nova de Gaia para visitar la mayoría de bodegas. Todas incluyen explicaciones sobre el proceso de elaboración del vino y degustación de un par de variedades.
La calle perfecta para el shopping: La Rúa Santa Catarina ha sido tradicionalmente la calle favorita de compras de la ciudad, aunque en los últimos años los centros comerciales le hayan robado algo de protagonismo. Súper recomendado hacer un alto en el camino para tomar algo en el mítico Café Majestic, situado en esta misma calle.
No te vayas sin probar: Quien ha probado una francesinha en Oporto, no olvidará jamás la experiencia. Un sándwich que lleva de todo, absolutamente de todo, coronado con una salsa deliciosa, que lo convierte en todo un manjar.
Lo mejor de lo mejor: Disfrutar de una buena copa de vino de Oporto (o de una Superbock local) en una de las terrazas de la zona de la Ribeira, con el Douro y sus puentes como escenario de fondo.
Y si te sobra tiempo: Una escapada a alguno de los preciosos pueblos cercanos, como los costeros Espinho o Póvoa de Varzim, o a la ciudad de Aveiro, con sus canales y salinas tradicionales.
Fotos | Pixabay.
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